La activista climática, Xiye Bastida, asegura que el reto de las nuevas generaciones es que los tomen en serio.

Xiye Bastida lucha por un mundo verde. Con 22 años de edad, Xiye se ha posicionado como un referente en la lucha por la justicia climática y ha sido reconocida por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) como una de las líderes mundiales a seguir en 2024.

Xiye es parte de la comunidad indígena otomí y creció en San Pedro Tultepec, en el Estado de México, hasta los 13 años, pues, en 2015, su pueblo fue afectado por inundaciones, lo que provocó que su familia y ella emigraron a Nueva York, Estados Unidos, lugar donde ha salido a las calles a manifestarse por la crisis climática.

“Soy una joven que tiene papás ambientalistas que han estado trabajando en el cuidado de la tierra, y yo siento que es mi responsabilidad seguir con ese trabajo, para tener un mundo mejor para el futuro”, dice, en entrevista, Xiye, nombre que significa “lluvia suave”.

Ella está orgullosa de ser mexicana y cada vez que visita México no duda en comer unas enchiladas verdes o de mole. La activista cree que debe de haber un gobierno con propuestas climáticas y disminuir la contaminación. Sin embargo, cree que aún falta mucho para alcanzar este objetivo.

Hoy, su contribución como activista tiene el objetivo de que las nuevas generaciones sean conscientes de los problemas y quiere que las personas adultas mayores se empoderen a través de mejorar el planeta.

“Tenemos miedo del futuro.  El reto de las nuevas generaciones es que nos tomen en serio, no es algo abstracto”, dice. Una de las principales plataformas de Xiye Bastida es la iniciativa Re-Earth, que busca que el movimiento climático sea accesible para todos.

“Hace falta que empecemos a escuchar no sólo a la ciencia, sino a las comunidades, tenemos todos los datos para reducir las emisiones. Actualmente estamos viendo ese impacto, por ejemplo, en la Ciudad de México, pues estamos a más de 30 grados… no podemos seguir con eso, por ello, nosotros los jóvenes tenemos la energía y las ganas de cambiar el mundo; ciudades verdes, respirar sin contaminación. La crisis climática es un problema que se puede solucionar y, si no toman en cuenta a las mujeres, pueblos originarios y jóvenes, podríamos avanzar”.

En 2021, Xiye fue a una reunión con la Organización de las Naciones Unidas, en donde estuvieron más de 50 presidentes, pero cuando iba a dar su discurso los asistentes se fueron. Para ella fue uno de los retos que más la marcó, sin embargo, las palabras de su papá la alentaron a seguir con su lucha: “tu trabajo es dar el mensaje, su trabajo es escucharlo”, recuerda la activista.

Una mujer poderosa es “toda aquella que tiene raíces y sabe a dónde va”, dice la activista. Además, enfatiza que cada vez que visita México recolecta buenos deseos de su gente más cercana. “Me encanta hablar con mi familia, ellos me dicen que le siga demostrando a los líderes globales de dónde vengo y a dónde voy”.

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