3.02.2016

El orden social va buscando equidad en el orden jurídico de México. Un importante número de ciudadanos, intelectuales y organizaciones de la sociedad civil enseñaron la musculatura al presentar la iniciativa de la Ley General de Responsabilidades Administrativas. Esta herramienta jurídica intenta establecer los deberes de los funcionarios públicos y empresarios en materia administrativa.

Conocida como la Ley 3 de 3, el grupo de panelistas destacaron que para frenar la corrupción se requiere de un trabajo colectivo y abrieron el sitio www.ley3de3.mx para que el proyecto sea impulsado y promovido por los ciudadanos.

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La iniciativa de ley propone presentar declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscal para todo funcionario público, directrices para la conducta ética que deben guardar los servidores públicos, denuncia ciudadana para evidenciar actos de corrupción de forma segura y anónima y, sanciones severas para los empleados públicos que incurran en actos de corrupción, entre las principales.

La organización de un movimiento de esta naturaleza es positivo. Las cifras que arrojan los actos de corrupción en México alcanzan los 347 mil millones de pesos al año, equivalente al 9 por ciento del Producto Interno Bruto. Estos datos son muestra del elevado índice de descomposición social y política que vive el país.

Cuando se habla de corrupción es normal relacionarlo con los políticos gracias a sus pillerías. Sin embargo, los políticos somos todos y no tener en cuenta esta dimensión es un error de graves consecuencias. Los expertos coinciden que la corrupción no es un asunto exclusivo de México pero la impunidad si. Estos escenarios obligan a recordar que las democracias se pierden por dos vías: la demagogia y la fuerza.

Desde hace mucho tiempo tenemos que oír el mismo murmullo oscuro y constante de plegarias para que se detengan y castiguen el sinfín de escándalos y actos de corrupción que se han cometido en el país. Nuestro sistema democrático esta agotado y enfermo de corrupción.

Ante la proximidad de elegir gobernador en 12 estados de la República, los candidatos a gobernador, a diputados, a alcaldes tendrán que vestir con toga blanca como lo hacían los aspirantes al Senado en la antigua Roma. Necesitan mostrar que tienen un pasado limpio y que también son limpios en sus propósitos. Algo casi imposible que suceda porque si se presentaran en los mítines vestidos con una túnica blanca para demostrar su honestidad, serían tomados por simples fantasmas. El suelo de la política está lleno de excrementos. Hay que votar al que llegue con la sábana más limpia y no sea un fantasma. A los corruptos no hay que votarles, ellos deben ir a la trena.

La iniciativa de la Ley 3 de 3 pretende que no se vean más políticos arrastrando la sábana sucia pero de ser así castigarlos rigurosamente. La obligación social es actuar con cautela porque es la elegancia del marino. (AF)

 

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