La historia de la Huasteca como región específica del país en la confluencia de los estados de Tamaulipas, Querétaro, San Luis Potosí, Hidalgo y Veracruz ha estado marcada por frecuentes intenciones políticas de división e independencia. En el caso veracruzano basta con recordar ciertas circunstancias en apoyo a esta realidad.
Las frases norteñas de “la puerta de la huasteca” o “Veracruz llega hasta Tuxpan” fortalecen esta idea territorial. Y en el terreno de la política estatal siempre ha habido cacicazgos bastante notorios y determinantes. En los años recientes podemos mencionar al Chapito Guzmán de Tantoyuca o a Ricardo García en Pánuco. En sus zonas de influencia las decisiones del centro pasan por lo que marcan los intereses de esos apellidos.
Pero a raíz del crecimiento del obradorismo en la zona, se ha fortalecido también un tercer cacicazgo huasteco que está de moda: es el de Gonzalo Vicencio Flores, un nuevo poder proveniente de la zona de Chicontepec. Y quién es este personaje de hablar claro y acción contundente.
La fuerza de Vicencio Flores le permitió hacer una incisiva campaña en favor de la izquierda y de López Obrador. El ánimo vencedor lo mostró desde la lucha por la alcaldía de Chicontepec en 2017, lo mostró en la exitosa campaña de Andrés Manuel y en la colocación de su esposa Guadalupe Argüelles Lozano en la secretaría del trabajo con Cuitláhuac García. Lo mostró con alta visión, cuando apoyó a Mario Delgado y a Marcelo Ebrard para que el primero llegara a la dirigencia nacional del partido MORENA, con lo que el huasteco Vicencio pudo obtener la dirigencia estatal del partido, a disgusto del equipo cuitlahuista.
Gonzalo asumió el golpe que representó la defenestración de Guadalupe Arguelles que hizo Cuitláhuac pocos meses antes, acompañada por la inesperada acusación de drogadicción que le hicieron a su hijo, en un vehículo de gobierno y presumiblemente con estrategias conspirativas desde la oficina número dos del palacio. Pero poco le han hecho al dirigente morenista.
Con esfuerzo y seguidores Gonzalo Vicencio ha logrado establecer fuertes vínculos con Pedro Haces y la poderosa central obrera CATEM, posicionándola en varios municipios de la región norte de Veracruz.
En los días finales de enero, Vicencio Flores ha podido hacer valer su relación con Mario Delgado para obstaculizar el manejo del partido que quiere hacer el equipo de Cuitláhuac a través de Esteban Ramírez Zepeta, su deficiente exjefe de oficina, a quien el huasteco desconoció y exhibió en nocturna conferencia de prensa y en la tramitología electoral ante el OPLE.
Lo que ya es un hecho indiscutible, es que MORENA se partió en dos: los morenistas de Cuitláhuac, y el partido que aún comanda Vicencio, y que se hará respetar territorialmente con posiciones políticas afines. Es un hecho que él no va a tirar por la borda tantos años de sacrificio, inversión e imagen política ya a nivel estatal.
Como en la época de oro de Pedro Infante, la región norte veracruzana ha completado una tercia indomable y propietaria de los colores políticos, a la que nadie osará enfrentar. Puede decirse que el Chapito, Ricardo y Gonzalo son los tres huastecos del siglo XXI.
Y lo que son las cosas. Con Gonzalo Vicencio en MORENA se confirma de nueva cuenta que en Veracruz los partidos políticos están partidos y bien repartidos. Aunque no guste a algunos aprendices de políticos, las campañas y las elecciones de la 4T en Veracruz tendrán que ser al estilo huasteco.