El IMSS ha informado a los mexicanos que entre los meses de marzo y julio de este año se han perdido más de 1.1 millones de empleos formales. Exactamente un millón 117 mil 584 puestos de trabajo en cinco meses, lo que significó la destrucción de 7 mil 450 cada día y la desaparición de 310 empleos por cada hora transcurrida.

También ha comunicado que en el estado de Veracruz han sido dados de baja 50 mil 531 plazas laborales, es decir, un daño equivalente a lo creado durante los ocho años previos, reflejando ser la región más perjudicada del país. Esta situación fue corroborada por la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA), la que, en voz de su dirigente local, ha lamentado el cierre de 12 mil 400 empresas estatales.

La desastrosa numeralia productiva y laboral en esta entidad federativa no tiene visos de mejora. La única esperanza reside en las palabras recientes del presidente de la república, quien tiene plena confianza de que a partir de este agosto comience a recuperarse el tema laboral.

Pero si atendemos a lo que señalan las instituciones o especialistas de la economía mundial, esa recuperación será lenta y solo permitirá que la economía nacional no cierre este año con más de un 8.9% en la caída de su producto interno bruto (PIB).  

Incluso el afamado economista indio Raghuram Rajan (exdirectivo del Fondo Monetario Internacional), ha pronosticado que la economía global sufrirá el impacto del coronavirus durante mucho tiempo, debido a la razonable desconfianza de la población para salir a la calle y a las plazas, como lo hacía antes, sugiriendo que, para no agravar las cosas, los gobiernos deben proporcionar apoyo prolongado a los sectores más afectados. 

En Veracruz la producción de petróleo cayó más del 23% en 2017 y no se recuperó nunca. Desde 2018 hubo descenso del turismo y tampoco mejoran las expectativas, igual que en el sector comercial y el de la construcción.

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Por ahora la entidad continúa preparándose para afrontar de la mejor manera la temporada de lluvias y huracanes que tiene encima. Durante estos días se ha lanzado la alerta por la crecida de los ríos del sur, entre ellos el Coatzacoalcos y el Tesechoacan.

Los empresarios de la educación privada subsisten preocupados porque está desertando el 30 por ciento de los alumnos en las escuelas y muchos padres apenas pueden pagar las colegiaturas, rogando plazos y descuentos.

El único aliciente para la sociedad es el anuncio de que en el primer trimestre de 2021, comenzará a distribuirse la vacuna de Astra-Seneca que producirá con la empresa y la Universidad de Oxford, la Fundación de Carlos Slim, con el compromiso de que esta será a bajo precio.

Mientras el fuerte temporal sigue amenazando a Veracruz, los cuitlahuistas Enrique Nachón y Xóchitl Arbesú, secretarios de desarrollo económico y turismo, siguen visitando y recorriendo aquí y allá el mundo virtual, mordisqueando la botana preferida entre café y café, solo interrumpiendo la chorcha para soltar las acostumbradas estrategias tropicales del Golfo.  

Total, a quien le debe importar lo que sucede, es a otros.  Comenzando por el de la silla principal del Palacio de Gobierno y por los ingenuos que votaron por él. 

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