José Antonio Flores Vargas

Durante estos años en que los reflectores nacionales están siguiendo el comportamiento de los principales actores políticos de la entidad, pareciera que nadie se percata de lo que ocurre en los ayuntamientos veracruzanos, más allá de la visión de los ciudadanos, cuando acuden a realizar trámites municipales ante sus dependencias.

Los repetidos escándalos de corrupción en que han incurrido muchos funcionarios de la administración estatal, y las innumerables manifestaciones y demandas no satisfechas de grupos sociales, proveedores, maestros y pensionados, han colmado el escenario local. Los sainetes que tienen que ver con el palacio de gobierno, se difunden con rapidez a todos los municipios a través de las redes sociales que cubren el territorio.

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Ante el circo interminable que se vive en la capital del estado y la transmisión inmediata de noticias sobre ello a casi todas las localidades, es probable que la gente ponga menos atención en lo que hacen las autoridades del lugar donde vive. Y esta realidad tiene alta dosis de peligro. Es bien sabido que a menor contraloría social, mayor índice de corrupción.

Quizá debido a ello, se tiene poco seguimiento de hechos importantes que han ocurrido en municipios grandes y pequeños. Casi de la nada, aparecen situaciones irregulares y lesivas para sus poblaciones, que merecerían mayor atención de todos. Por ejemplo, si analizamos a algunos de los más connotados actores políticos provenientes de municipios representativos, nos damos cuenta que éstos, pasaron antes por cargos municipales, durante los cuales se contrataron diversos créditos bancarios que se pagarán en años venideros, disminuyendo obra pública y acciones productivas, mientras se pagan esos adeudos.

Así encontramos personajes destacados, llegados desde Tuxpan, Minatitlán, Coatzacoalcos o Las Choapas, por mencionar algunos. Cuando se revisan los adeudos municipales registrados en la SHCP, y la poca o nula obra que estos señores realizaron en esos lugares durante su gestión como alcaldes, es cuando se entiende aquel famoso refrán que dice: “platica serrano, mientras yo te gano”.

Otro caso es el de los renombrados políticos que llevan años viajando en camionetas tipo suburban último modelo, tercos en mantenerse en altas posiciones, que sin rubor alguno, utilizan plataformas municipales y recursos del erario. Por ejemplo los que van y vienen, con séquito integrado, a ó desde Pánuco, Poza Rica, Perote, Paso de Ovejas, Emiliano Zapata, Cosamaloapan, San Andrés Tuxtla y Catemaco, entre otros.

Pero la estrella la tiene un joven alcalde jarocho, bienaventurado en los negocios, que tuvo a bien organizar y concretar una exitosa concesión del agua conurbada a una empresa brasileña, cuyo propietario acaba de ser encarcelado en Brasil.

Lo positivo de este pequeño análisis costo-beneficio, es descubrir que todavía existen municipios veracruzanos con muy poca o ninguna deuda, en donde los asuntos de palacio nunca han caminado despacio, y por el contrario, llevan una actuación que se puede calificar de buena o cuando menos de regular.

Por estas razones, y para incluirlos en su lista, a nadie extrañe que el gobernador entrante, ya tenga a algunos alcaldes o ex alcaldes en la mira.

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