Después de lo que se afirma en las colonias y en el ayuntamiento xalapeño sobre el falaz desempeño de Américo Zúñiga en su época como alcalde, y de conocerse la debacle priista motivada por sus ineficiencias y componendas en la dirigencia estatal del partido, se confirma que este personaje continuará patinando en el lodo sin avanzar, aunque con el plumaje bien manchado.

Quizá pensando en su fatal destino, Zúñiga sienta que tiene posibilidades de alcanzar una magistratura. Como necesita mantenerse en un cargo relevante y poco visto, quizá esté apelando a aquella célebre sentencia emitida por una escandalizada e inconforme integrante del poder judicial en la época fidelista, que alertaba que ya cualquiera podía ser magistrado.

Esta nueva versión que están transmitiendo los muchachos de Américo, explicaría los numerosos rumores que corrían sobre el exalcalde y su cuestionada gestión, en el sentido de que sus trabajos en la política ya no obedecían al partido tricolor o a sus candidatos, sino que el hombre estaba negociando su futuro en Veracruz. Y recuérdese que no ganó ninguna de las cinco elecciones que hubo en su periodo municipal.

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Américo -reiterado perdedor electoral- salió del ayuntamiento para convertirse en dirigente de su partido. Allí se apoltronó y se dedicó a vender espejitos y cuentos que creyó el candidato a la gubernatura. Cuando todo se le derrumbó a Yunes Zorrilla, este se apuró a decir que la derrota era totalmente por causa propia, exonerando a Zúñiga y a los otros comandantes que también lo traicionaron.

Y de su paso por el ayuntamiento de Xalapa, sólo se puede decir que las primeras y rotundas afirmaciones de Hipólito Rodríguez sobre el castigo a su antecesor, con el paso de los meses se han convertido en señalamientos ligeros y con efectos descafeinados. Las grandes auditorías a la gestión americanista que realizaría el morenista, se redujeron a una simple y distractora revisión de pesos y centavos, ignorando los miles de millones que pasaron por las manos de Zúñiga en sus casi cuatro años de gobierno.

El entorno íntimo del exalcalde cree que su líder puede cobrar algunas cuentecillas pendientes e incluso llegar a una de las oficinas de la judicatura. Experiencia y trayectoria no hacen falta. Como no las requirió en las posiciones anteriores. Y como es un tipo afortunado, nadie le exigirá cuentas claras o resultados tangibles.

Si se convierte en magistrado, Américo sería uno más de los beneficiarios de la plenitud del poder judicial. Tal vez ahí alcance un nivel magistral, o cuando menos el ambiente doctoral que allí se respira. El Poder Judicial es generoso, elitista y discreto; y es el que puede hacer posible cualquier sueño. Mientras seas leal y útil al verdadero poder.

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