José Antonio Flores Vargas

Algunos políticos y empresarios ven en las instituciones educativas, el medio ideal para conquistar posiciones importantes en la vida pública. En Veracruz no son pocos los personajes que han forjado empresas o instituciones en el ramo de la educación, que les han permitido ocupar todo tipo de cargos políticos y de gobierno.

Estas personas aprovechan la ilusión y el esfuerzo familiar para que los hijos alcancen el mayor grado educativo posible, y si es de nivel universitario, tanto mejor. A lo largo y ancho del estado, son bien conocidos los casos de familias poderosas que han hecho carrera en el sector educativo oficial y privado.

Algunos de esos funcionarios o empresarios de la educación, han tenido objetivos para llegar incluso a la gubernatura o cuando menos a las grandes alcaldías del estado. Así recordamos a gente como Juan Maldonado Pereda, Carlos García Méndez, Jorge Uscanga Escobar y Guillermo Zúñiga Martínez, fallecido hace poco tiempo.

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El licenciado Guillermo Zúñiga Martínez, quien había sido secretario de educación, y alguna vez precandidato a la gubernatura, pensó en crear una universidad que pudiera dar cabida a los jóvenes rechazados de la Universidad Veracruzana. Así nació la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV).

Con el apoyo del ex gobernador Fidel Herrera consiguió ese objetivo. Pero pensando en la carrera política familiar, también consiguió que su hijo Américo Zúñiga Martínez entrara a ocupar un cargo importante en ese sexenio.

Así, Américo fue primero Secretario de Trabajo, y con el apoyo de Duarte, diputado local, de donde pasó a la Presidencia Municipal.

Por cuanto hace a la UPAV, esta institución tiene un poco más de cinco años de estar en plena operación en varios municipios, aunque deba funcionar en locales prestados o habilitados con serias deficiencias, y con profesores que frecuentemente han acusado la falta de pago de sueldos y prestaciones.

Actualmente se habla de más de 60 mil alumnos inscritos en los niveles de preparatoria, licenciatura, maestría y doctorado.

Sin embargo, a raíz de la muerte de su creador, fundador y primer Rector, las cosas no han ido nada bien a la UPAV. Primero, y de manera arbitraria y con un criterio patrimonialista, se hizo una especie de corrimiento escalafonario, al estilo de los sindicatos, para beneficiar con la rectoría a un antiguo y muy cercano colaborador de Zúñiga, el contador Andrés Blancas, experto en todo lo que se requiera.

En varias ocasiones, se ha hablado de que los papeles de esa institución no cuentan con las debidas reglamentaciones y el asunto ya se ha comentado en estados como Sinaloa, donde una preparatoria adherida a la Universidad, entrega documentos igualmente cuestionados.

Pero lo más lamentable es que el ORFIS ha desvelado numerosas irregularidades debido al opaco manejo y al desconocido destino de más de mil millones de pesos, que algunos analistas políticos han elevado a más de mil cuatrocientos millones.

Ante la existencia de un rectorado sin mérito y una opacidad persistente, la sociedad veracruzana se cuestiona si esos recursos provenientes de cuotas escolares, no estarán destinándose a actividades ajenas a esa universidad.

Extraña sobremanera, la meteórica carrera de Américo Zúñiga, quien parece contar con recursos inacabables para realizar frecuentes eventos de poca monta, destinados a mejorar su imagen política a nivel nacional. En suma, un exceso de circo.

Américo, ávido por alcanzar una posición más importante, que podría ser la gubernatura, se ha convertido en rey de los festivalitos xalapeños; es presidente de la FENAMM y ahora, se llevó a más de 60 alcaldes a la Ciudad de México, a un paseo en la avenida Reforma, para hacer exigencias de los recursos federales que les corresponden y que presuntamente se llevó Javier Duarte.

Con estos trabajos de alta política, busca ser candidato del PRI a la senaduría o a la gubernatura que soñó su señor padre, como lo señalamos en el editorial EL PLAN A DE PEPE, publicado en Palabras Claras el día 19 de septiembre anterior.

Y por si no fuera suficiente, se comenta en Xalapa que la opacidad de la UPAV, le permite pagar cuantiosa renta mensual de un inmueble para sus oficinas centrales.

Y ahí está la sorpresa. Se dice que un alto político, muy cercano al maestro Zúñiga QEPD, es el propietario de ese inmueble, adquirido recientemente en 6 millones de pesos, para lo cual tuvieron que sumar, muchas pequeñas cantidades, hasta alcanzar ese monto contante y sonante. Que la propiedad fue comprada a los hijos de Rodolfo “El chato” Avendaño, aunque el registro fue por sólo 3 millones de pesos. Por cierto, el inmueble, ubicado en Hidalgo número 24, está decorado con exquisitos muebles coloniales, al estilo de la Finca de Teocelo.

Se investiga el nombre de ese personaje, que aspira a volar tan alto como el que fue su más leal protector, al que ahora niega, al verlo en desgracia.

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