La semana pasada Andrés Manuel López Obrador estuvo tres días en Veracruz, una de las tres entidades federativas que le brindaron la copiosa votación que lo llevó a convertirse en presidente de la república. “Ahora sí inicia la transformación en Veracruz y la transformación en México. Los veracruzanos a la vanguardia” dijo el viernes pasado al comprometerse a impulsar el desarrollo del Istmo de Tehuantepec, anunciando también la declaración de una zona libre con reducción de impuestos.

Días antes había asegurado que regresaría el béisbol de altura al puerto, con el mismísimo equipo Águila de Veracruz, que años antes tuvo que emigrar a otras tierras por problemas económicos.

Un tema que mostró a otro Andrés Manuel más realista e informado fue el del basurero Las Matas de Minatitlán. Ya no se habló de clausura inmediata, incluso uno de los altos funcionarios de la SEMARNAT señaló que se tardarían cinco años en la clausura. 

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El asunto no es menor si se considera que por ese motivo la gente ha llegado a insultar al propio gobernador. Se nota que los operadores de Cuitláhuac García lograron convencer a los de la federación de que el caso debe ser tratado con pinzas y con alta política, más que con bolsas de dinero y decisiones centralistas. La cordura hizo su aparición después de las manifestaciones de rechazo a la solución propuesta al principio.

Dos noticias resultaron positivas: primero el anuncio de la entrega bimestral de dos mil 250 pesos a cada uno de los más de 600 mil adultos mayores del estado. Segundo, el informe del Banco de México en el sentido de que las remesas de los mexicanos en el extranjero se incrementaron en 2018 en más del 10%.

Las remesas, el turismo y la venta de petróleo crudo son los sectores que básicamente alimentan la entrada de divisas a México.

Que los veracruzanos vayan a la vanguardia del país, es un sueño local de las décadas recientes. Pero para ello es necesario que ocurran dos cosas: que AMLO ordene el castigo real a quienes saquearon el estado en los últimos años, obligándolos a devolver los 33 mil millones que se llevaron. La otra es que exija resultados a los gobernantes morenistas en Veracruz.

No basta con que el presidente venga al estado cada mes. Se requiere que dé un jalón de orejas y ordene quitar a colaboradores que no colaboran ni funcionan en los cargos del gabinete estatal y que solo son compromisos políticos que no rendirán frutos a nadie.

Los veracruzanos estarán a la vanguardia cuando Veracruz se limpie de lastres que sólo estorban. Ejemplos hay más de los que el Estado puede soportar. 

Fueron tres días de grandes anuncios lopezobradoristas y con el ánimo de levantar a una tierra que todavía tiene esperanza en que surja algo bueno. Promisorio inicio de sexenio. A ver si el gobierno estatal se pone a la altura del Ejecutivo Federal.

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