Mientras que Ochoa Reza, triste y angustiado observa el largo velorio de su partido en Veracruz, el laguismo-franquismo hace lo necesario para desmadrar y descarrilar la alianza panista-perredista.

Con sus titubeos habituales, el líder nacional del PRI canceló de último momento su gira programada para el día de ayer al estado, donde pretendía visitar lugares sin importancia estratégica en la política estatal.

Con actitud diferente, el tramposo binomio estelar de la secretaría de gobierno veracruzana, sigue royendo al unísono y sin descanso el apetitoso queso ahora yunista, en cuya profundidad se han hecho fuertes, convertido en sin igual búnker político.

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Ha resultado tan grande el bosque veracruzano y tan inmensa la ambición, que quienes debieran ver más allá de sus narices, definitivamente no tienen capacidad para hacerlo.

Por más que buscan la manera de desbaratar al movimiento pejista y a su dirigente, actúan como aquel que a hurtadillas va a provocar un incendio y al operar la gasolina, el cerillo o la idea, resulta quemado y hasta incinerado.

El fracasado caso Eva Cadena ilustra perfectamente esta situación. Los millones gastados en esa estrategia parecen haber sido utilizados en incrementar el apoyo a Andrés Manuel López Obrador en su lucha por la presidencia de la república. Por lo que hace a Veracruz, donde se llevó a cabo la escaramuza de las entregas de dinero a la evaporada diputada, la opinión de la gente de a pie sigue favorable y hasta de mayor simpatía hacia el político tabasqueño.

Andrés Manuel está obstinado en que Veracruz se convierta en su bastión electoral, después de la Ciudad de México. Se nota que su empeño es mayor, al observar las trapacerías que el equipo de Peña Nieto está operando en el estado de México.

Así lo indica la llegada de su señora esposa a Veracruz el fin de semana anterior, para sumarse a la campaña política de Ricardo Exsome Zapata en el puerto. Y por si fuera poco, nada parece detener al serio empresario veracruzano en su camino a la alcaldía, por encima de sus demás oponentes. En ese municipio la población considera factible el triunfo del candidato morenista.

Por lo que se percibe, López Obrador tiene a Veracruz, como su meta más importante en su camino a la presidencia. La próxima semana visitará poblaciones y ciudades con un gran simbolismo y participación ciudadana. Del 11 al 14 de mayo, el esperanzador manto morenista cubrirá medio estado. El jueves once estará en Pánuco, Tantoyuca y Tuxpan; el viernes doce recorrerá Poza Rica, Papantla y Martínez de la Torre; el sábado trece lo veremos en Perote, Coatepec y Xalapa, y por último, el domingo catorce, irá a Zongolica, Orizaba y Córdoba. En esos lugares va a anunciar la siguiente etapa de su recorrido.

Aparte de buscar concienzudamente el poder político nacional –contando ya con importantes alianzas a su favor–, el énfasis de López Obrador está alimentado con vehemencia por el deseo de cobrar algunas afrentas viejas y nuevas a sus encarnizados adversarios.

Esta semana, la famosa “Carpeta azul” -en la que presuntamente se incrimina al actual gobernador en funciones de Veracruz por enriquecimiento ilícito y otros detalles- dará mucho de que hablar.

Don Peje seguirá fortaleciendo a sus candidatos morenistas, los cuales siguen sumando simpatías en el horizonte político de la entidad, debido a que la sociedad ya sabe que el PRI y el PAN son partidos políticos cortados con la misma tijera y que al votar por una opción distinta no pasa nada.

La esperanza veracruzana sigue en curso.

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