Algunos columnistas políticos nacionales han dado cuenta de una discreta comida realizada en estos días en Palacio Nacional; una reunión con platillos tabasqueños en la que el ejecutivo federal fue anfitrión de varios de los principales multimillonarios de México. 

Uno de ellos incluso señala que Andrés Manuel López Obrador y Carlos Slim fumaron la pipa de la paz, después del difícil proceso de liquidación del proyecto de construcción del aeropuerto de Texcoco.

Analizando lo que está ocurriendo en estos primeros meses de la Cuarta Transformación, se estima que el presidente de la república y los empresarios nacionales hicieron las paces, afinaron los pases y celebraron los primeros resultados.

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Y cuáles son esos resultados. Los primeros resultados tienen que ver con la reactivación económica que se consigue con la alta dispersión de recursos públicos que conllevan los programas sociales acariciados y consentidos por López Obrador.

Porque, solo basta con reflexionar a dónde van a parar los miles de millones de pesos que la federación está entregando a adultos mayores, ya cobrados por los de la tercera edad, que en su mayor parte recibieron el doble que lo que les entregaron en el último bimestre de 2018.

A cualquier reunión donde haya adultos mayores y ancianos, todos ellos comentan jubilosos que ya recibieron los dos primeros meses de 2019, en la forma como prometió Andrés Manuel, como cariñosamente le dicen al mandatario cumplidor.

Dos mil quinientos cincuenta pesos por enero y febrero, ya recibidos por millones de ellos. En Veracruz, el súper delegado Manuel Huerta informó que son más de 500 mil personas.

En un imaginario diálogo con esos millonarios dueños de las empresas a las que van a comprar la mayoría de sus artículos, los primeros agraciados mexicanos de la renovada política social lopezobradorista, estas deben haber sido las palabras del Presidente: “Señores empresarios y ahora amigos míos, yo les pido que se serenen todos, que confíen en mí. En mi gobierno y en la cuarta transformación de la república, a excepción de los ultra radicales de derecha y de izquierda, todo es ganar y ganar; todos ganan, en primer lugar, ganan los mexicanos que confían en mí, en segundo lugar, ganan ustedes, los creadores de empleos y dueños de la planta productiva, y por último, gana el presidente, quien día a día, con acciones como esas, tiene más seguidores y defensores de las causas justas del pueblo sabio. Así es que, estoy totalmente seguro de que un justo porcentaje de los recursos nacionales distribuidos en estos dos meses, fueron utilizados en la adquisición de bienes y servicios producidos por ustedes. Les pruebo así que la cuarta transformación ha puesto la primera piedra del edificio de justicia social donde caben todos los mexicanos”.

Y si eso se dijo, nadie podría acusar de engaño. En efecto, la mayor parte de esos recursos diseminados por todo el país, irán a las arcas empresariales de esos nobles hacedores o comercializadores de los bienes y servicios de la canasta básica.

A su vez, esos generosos creadores de empresas, podrán contratar más trabajadores que podrán cobrar los generosos incrementos salariales recientemente autorizados. 

Sin duda alguna, esta es la manera correcta de gobernar y estos son los jubilosos y populosos inicios de la Cuarta Transformación de México y de sus héroes nuevos.  

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