16.03.2016.

Cuando lo raro se convierte en normal, lo normal comienza a ser raro. Los políticos están acostumbrados a vender un sin fin de promesas, pero no a informar el resultado de su gestión, salvo cuando llegan a conseguir algo. Pero todo lo que ofrecen y dicen que realizaron, son obligaciones que se encuentran en la ley. Nadie da más allá de lo que en funciones está obligado a hacer.

Los políticos son una especie particular. Venden tuercas para que las mastique un chimuelo y no terminan de hacer conciencia de que la sociedad se va adentrando más en la cosa pública. La ciudadanía ha dado muestras claras de que la fuerza social puede lograr muchas cosas positivas, cuando lo que se propone es objetivo. La iniciativa de la Ley 3 de 3 es un ejemplo claro.

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En el caso de los candidatos a gobernador de Veracruz, la vanagloria de que sus declaraciones patrimoniales las hicieron públicas, que cumplen con la iniciativa de la ley 3 de 3 o que se encuentra en algún portal oficial de gobierno, no es algo que tenga que publicitarse como un logro, como un acto de honestidad o transparencia, es una obligación jurídica. No hay que dar vueltas en la Noria.

La tertulia lleva a la reflexión de que todos los candidatos a gobernador y los candidatos a diputados, no sólo deben hacer pública la transparencia de su supuesta honorabilidad, sino que deben someterse al antidoping, se debe hacer cultura al respecto. Aquí no hay obligación legal, pero si obligación moral, porque se ha declarado inconstitucional la medida al considerarla discriminatoria.

Las pruebas de control de confianza tienen que mostrarse más allá de lo legal. No se trata de emprender una “renovación moral”, como la de los años ochentas que sólo creó instituciones que de poco han servido a la política y a la Nación. No es un acto de puritanismo, de reflexiones hipócritas o prejuiciosas, es necesario hacer público cuáles son las aficiones de los que intentan gobernar el estado desde el poder Ejecutivo y Legislativo.

Han existido expresiones como “los políticos están locos. Que se haga un control antidoping a todos los políticos en campaña electoral” porque se conoce que el poder vuelve loco a cualquiera, pero con otras sustancias se convierten en monstruos, depredadores.

El momento de detener a muchos desequilibrados puede demostrar que una prueba de sangre es más  barata que cualquier administración que termine por aniquilar a Veracruz. La familia veracruzana no está dispuesta a conceder límites extraordinarios para seguir torturándose.

Hay que servir otra sopa a los veracruzanos porque la terapia intensiva no es nada sencilla. Un buen político debe ser un conocedor de las pasiones humanas, bajas o elevadas, una virtud que sólo se adquiere por instinto. Su éxito no se deberá tanto a la inteligencia como a su olfato natural para rodearse de colaboradores de gran valía, honestos y leales. El antidoping es otra herramienta, la biometría sanguínea demostrará clínicamente el padecimiento de cada uno (AF).

 

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