El gabinete de Cuitláhuac García Jiménez superó los 50 días de gestión y rebasó también los estándares burocráticos de inactividad en la historia de los gobernantes veracruzanos. 

La gente recuerda aquellas épocas en que se acostumbraban los famosos “100 días de gobierno” o “Programa de acción inmediata”, que eran simples periodos iniciales en los que funcionarios y jefes recién designados, salían junto al gobernador en turno a realizar pequeñas obras o acciones que demostraran trabajo y resultados concretos.

Y ese pasmo, inactividad o irresponsabilidad actual, justificada de diversas formas por los nuevos funcionarios, hace pensar a la sociedad veracruzana que los secretarios cuitlahuistas necesitan de una buena dosis de azúcar que les proporcione energía, y unas cuantas tazas de café que los despierte de la modorra. Mejor plantearlo así, antes que un buen alvaradeño lo diga de otra manera, aludiendo a alguna pícara medida para movilizar a aquellos humanos o bestias que retrasan el paso. 

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Y justamente en estos primeros dos meses cuitlahuistas de alegre “sabadaba” y brutal “nosénada”, aparecieron dos temas de especial relevancia para los veracruzanos, y que desafortunadamente el responsable del área agropecuaria y sus colegas secretarios de despacho ignoraron o prefirieron acallar. Aunque los dos asuntos tienen mucho que ver con la economía y el progreso estatal.

Uno de ellos, que viene preocupando a alrededor de dos millones de jarochos que viven de ese cultivo, y que suelen ser muy mal hablados. El de la producción y comercialización del azúcar veracruzano, producto donde las familias cañeras están sufriendo en serio, porque se habla de hasta 250 pesos de disminución al precio de la tonelada, que ahora está en 800 pesos (casi un 30% de pérdida en su valor de mercado). Además de ello, se dan noticias de toma de bodegas y de introducción de altas cuotas de fructosa norteamericana que hace peligrar los precios nacionales del edulcorante.

El tema del azúcar fue uno de los que sí han preocupado a otros mandatarios locales. Los cañeros esperan que el gobierno de Cuitláhuac, apoye cuando menos subsidiando el costo de los fertilizantes o estableciendo un apoyo compensatorio, como ha ocurrido en estados como Morelos en años pasados.

La otra cuestión, es la producción y comercialización del café, que vino a alebrestar la internacional Nestle. A las acciones de inconformidad o preocupación de los productores, tampoco el secretario del ramo ha tenido a bien dar la cara de una forma convincente y consistente. El señor debe estar admirando a su secretaria, aprendiendo los diagnósticos, las leyes y los manuales de operación, rodeado de eruditos y asustado por lo que debe decir a los ansiosos cafeticultores.

Pero este es el pan de cada día en estos inicios morenistas en Veracruz. El secretario Patrocinio hace su mejor esfuerzo en los temas del campo; el secretario de SEDESOL parece no entender para qué lo pusieron allí, que no sea el de lograr su bienestar, y la de Turismo, que anda haciendo real turismo en Madrid, entre el oso y el madroño, dizque para promover a Veracruz por aquellos lares.

Ojalá que el gobernador Cuitláhuac García se deje de austeridades mediáticas y les mande una buena dotación de azúcar y café a sus colaboradores para ver si se activan o cuando menos deciden encender motores. 

Todos ellos están obligados a funcionar. Y es mejor equivocarse que no hacer nada. Pero eso sí, una sola vez, por el amor a Andrés Manuel. No más.

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