Ante el cruento asesinato de dos indefensas mujeres de la familia Enríquez Merlín en su domicilio de Cosoleacaque el lunes en la madrugada, ese día el gobernador del estado habló de la lucha entre caciques regionales para tratar de explicar el caso. Pudiera haber generalizado en su argumentación, pero la realidad es que, a pesar de todos los pesares, los incómodos caciques siguen vivos y coleando en todo el territorio nacional en pleno siglo XXI, a pesar de que los “columnistas de café” -en su afán de seguir siendo serviles- aseguraran que el ejecutivo estatal tiene los “pelos de la burra” en este caso, la realidad es que no tiene a la burra.

El tema caciquil se recrudece invariablemente en todas las campañas electorales, más ahora cuando la delincuencia organizada y también la de cuello blanco tratan de hacer valer su fuerza y su capital de convencimiento y de negociación. Esa es la realidad veracruzana que se observa en las circunstancias políticas del momento.

Si se analiza lo que está ocurriendo en el Partido Acción Nacional, en estos días de definición de candidatos a las diversas posiciones en juego, y en lo referente a las alcaldías, puede notarse que en los municipios más grandes parece retomar fuerza el liderazgo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

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Con todo y el esfuerzo del régimen cuitlahuista para disminuirlo vía ataques y denuncias por corrupción en su bienio, o promoviendo la división del PAN estatal, como muchos creen, al día de ayer, resulta que por más que intentan, no le pueden hacer restar poder al hombre fuerte y cacique político azul de la zona del estero de Boca del Río.

Por qué se afirma lo anterior. Con todo y las maniobras que acusan Fernando y Miguel Ángel Yunes Márquez, este último logró sacar la votación interna del partido el domingo por la noche, ganando por mínimos votos, pero ganando al fin el municipio de Veracruz.

En Xalapa lograron el triunfo de Sergio Hernández para contender por la capital del estado. Recordando su gusto por el baile y el relajo, el tipo habla hasta de los ritmos que necesita el municipio ahora morenista. Un personaje menor y de mucho circo.

En Tuxpan Pepe Mancha y su manchega estirpe, lograron ganar fácilmente, después de kilométricas denuncias verbales del gobierno en su contra hace dos años. Un hombre tipo dálmata, con manchas en todo su pelaje.

Hace dos semanas se decía que Yunes Linares estaba casi derrotado, y resultó ser mentira jarocha o utopía morenista. Ni las asociaciones pseudopolíticas, pseudoperiódisticas ni las acusaciones por corrupción, ni el exceso de díceres y sacadas de lengua desde palacio de gobierno pudieron restar fuerza al floreciente yunismo del estero. Yunismo puro y duro.

Parece que sigue vivo y bendecido el deseo materno de que Miguel Ángel Yunes Márquez sea gobernador de Veracruz. Y las mañas y recursos del Papá Grande de Boca son capaces de ir por Dante, por el diablo o por quien haga falta para concretar ese entrañable sueño familiar por la gubernatura de seis años después de Cuitláhuac. 

El 2024 viene muy interesante y provocador. Los viejos caciques se niegan a morir y para su fortuna no hay inteligencia que pueda con ellos.

Los cuitlahuistas son un grupo preocupado por la nómina, no por Veracruz.

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