El Foro Económico Mundial de Davos en Suiza fue el escenario en el que la trasnacional Nestlé anunció esta semana una inversión de 700 millones de dólares para dotar tecnología de punta a sus 17 fábricas en México durante los tres años siguientes.  

Laurent Freixe, CEO para América Latina informó que en ese monto se incluyen 200 millones de dólares para la fábrica que la empresa construye en la zona industrial del municipio de Veracruz, lo que significa un incremento a la inversión original de 154 millones de dólares que informó AMLO en diciembre de 2019. 

La construcción lleva un avance importante y se concluirá durante el último trimestre de 2020. En estos momentos se realizan las actividades logísticas para adquirir el grano necesario en Veracruz, Chiapas, Puebla y otros estados y poder producir 20 mil toneladas anuales de café envasado que será distribuido a diversos países del mundo.

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Se habla de 400 empleos directos y miles de empleos indirectos en la zona. Se trata de una superficie de 45 hectáreas donde se realiza lo que serán las instalaciones de Nestlé más grandes del orbe.

El anuncio de inversiones en dólares en Veracruz es una cuestión prioritaria en estos momentos de caída de la economía por diversas razones, entre ellas la grave inseguridad pública que no puede ser resuelta por los diferentes gobiernos.   

Quizá esta agresiva incursión de Nestlé en el ramo del café en México, sea la razón por la que el gobierno federal ha hecho mutis respecto a un anuncio que presentó al iniciar el régimen lopezobradorista. En ese momento e incluso en la etapa del presidente electo, se dijo que en Xalapa se volvería a instalar un organismo oficial para incentivar la producción y comercialización del café, como antes lo hizo el Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ) que fue liquidado por malos manejos financieros después de tres décadas de operación. 

Hasta ahora, el gobierno de la república no ha dado respuestas que satisfagan a los inconformes productores de café estatales, ni en lo relacionado con el tema de los precios y tipos de café que quiere Nestlé, ni tampoco en las acciones solicitadas para fortalecer la capacidad productiva y comercial de los cafeticultores jarochos.

El gobierno de la cuarta transformación insiste discursivamente en nacionalismos y en que no se quiere más política neoliberal, pero las poderosas intenciones comerciales— acaparadoras y controladoras del precio del producto—de la empresa global de alimentos, indica todo lo contrario.  

Ya se verá como traducen las cosas los jefes locales y federales. Y qué es lo que opinan las organizaciones estatales de productores de café.  

Por lo pronto la idea del nuevo INMECAFÉ está guardada en el fondo del escritorio y la NESTLÉ sigue haciendo negocios y ganando espacios y clientes en México.

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