Gobernabilidad, periodismo y democracia, son algunos de los temas críticos en la agenda estatal, a causa de la situación política, económica y social de Veracruz, a un año de la primera gran elección de este siglo en México, en que el mismo día, habrá votaciones para presidente de la república, gobernadores, senadores, así como diputados federales y locales.

A esas complicadas circunstancias, hay que agregar la inseguridad que existe en todas las regiones, la discusión pública en torno a los irresueltos casos de corrupción gubernamental y las condiciones atípicas de los aspirantes que se visualizan como candidatos a la gubernatura en 2018.

Sin duda, continuarán los tiempos difíciles, siendo la población en pobreza, la más afectada. Y es que no se observan señales que indiquen que las cosas van a mejorar. Por el contrario.

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En el tema de la gobernabilidad y su relación con el periodismo, basta observar las expresiones que se dieron el día de ayer, ante el atestado auditorio de la Universidad de Xalapa, donde se presentaron dos prestigiados ex corresponsales de guerra, premios nacionales de periodismo, para compartir sus experiencias en Nicaragua y otros lugares del mundo.

El numeroso grupo de visitantes y estudiantes en la conferencia, escuchó la queja del columnista Édgar Hernández, relacionada con los asesinatos de periodistas en Veracruz, así como la nula comunicación que existe entre ese gremio y el gobernador del estado. Con aplomo y convicción, declaró que “si los periodistas no existimos para él, tampoco el gobernador existe para mí”. Aseveró también, que “es menos riesgoso ejercer la corresponsalía de guerra, que hacer periodismo en Veracruz”.

Por su parte, el periodista, Pedro Talavera, galardonado en Nicaragua con la Orden Rubén Darío, al igual que Edgar Hernández, escuchó preocupado tales afirmaciones y enlistó a los periodistas caídos en el cumplimiento de su deber durante los últimos años en Veracruz.

Pero además del periodismo, el tema de la democracia en los partidos políticos, también resulta un asunto áspero y turbio en Veracruz.

Si analizamos lo que sucede en el PAN, encontramos que el gobernador Yunes Linares pretende dejar el cargo a su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, ignorando las posibilidades y merecimientos de otros connotados militantes panistas.

Pero si volteamos al PRI, también está igual. La baraja en ese partido, desde hace cuatro o cinco años, no tiene más cartas que a los dos senadores Yunes: a Héctor, que ya la perdió el año pasado, e insiste en volverla a jugar, y a José Francisco Yunes Zorrilla, quien siempre la ha buscado, sin haber podido llegar a ser candidato. Igual que en el PAN, tampoco se ha permitido el crecimiento de otros prospectos.

Si vamos a MORENA, como todos saben, en ese partido sólo se hace lo que decide Andrés Manuel López Obrador. Su democracia personalísima indica que ya decidió por Cuitláhuac García, un diputado producto de las circunstancias, sin mayores méritos.

En todos esos casos, la población ve, sufre y critica los recurrentes actos anticipados de campaña de todos ellos. Sin embargo, y fuera de las formas antidemocráticas en que surgen esos aspirantes o prospectos, y sus formas de manifestarse, es pertinente reflexionar sobre las propuestas del doctor Diego Valadés, publicadas ayer en su columna “Precampañas anticipadas”, en el periódico Reforma, donde, entre otros aspectos, señala:

“Se habla con naturalidad de la mercadotecnia política. Esta modalidad del ‘mercado electoral’ desvirtúa los supuestos de la teoría democrática. La política no es un producto más de consumo sujeto a la demanda, sino una serie de principios y de acciones que tienen que ver con la convivencia civilizada, con el buen gobierno y con las convicciones en torno a la libertad, la justicia, la equidad y el ejercicio regulado del poder”.

“La banalización de la democracia hace que para algunos sea igual difundir una plataforma política, que acreditar una marca de embutidos. Por eso hay quienes suponen que una campaña política se reduce a imágenes, lemas y tonadillas. En la actividad electoral democrática, cuentan las estrategias para atraer simpatizantes y mantener adherentes, pero no al costo de estímulos efímeros, sino fundadas en tesis y en programas que involucren a los aspirantes a gobernar y a los electores”.

“La acción comunicativa corresponde a una forma compleja de integración y trasmisión de ideas que nada tiene en común con impactos propagandísticos. Los temores que llevaron a legislar en contra de la libertad de acción de los políticos pusieron a candidatos y a electores a merced de los profesionales en crear y destruir imágenes”.

A todos resulta claro que los temas del periodismo y la democracia viven sus peores días en Veracruz. El sólo hecho de pensar en separar estos dos tópicos, es un crimen para la propia sociedad.

Las conclusiones del doctor Valadés pudieran extenderse a todo lo que se refiere al libre ejercicio del periodismo, de la libre expresión, pero sobretodo, al respeto a la libertad de pensamiento.

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