En pueblos y ciudades veracruzanas ayer se verificaban negociaciones y movimientos políticos previos al inicio de las campañas electorales que empezaron a desarrollarse el día de hoy desde muy temprano. Pero sólo un candidato por cada municipio obtendrá el triunfo electoral el próximo cuatro de junio.

En la víspera pudimos observar a personajes de diferentes calibres y filiaciones, que fueron desplazados de la contienda para dar cabida a otros que pudieron cumplir con todos los requisitos legales y de otra naturaleza, y que si logran el voto mayoritario de la ciudadanía, podrán sentarse en las sillas municipales.

Muchos de esos desplazados ya se sumaron a otros equipos. Otros, de manera zorruna lo harán durante el transcurso del mes de mayo y hasta el mismo día cuatro de junio, vendiendo al mejor postor su voto, su fuerza política, y si se requiere, hasta a sus militantes. Pocos de los prospectos ahora derrotados, irán a sus casas con su dignidad a cuestas.

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Pero del total de contendientes de partidos políticos y candidaturas independientes, que ahora sienten que pueden ganar la elección, sólo 212 podrán hacer efectivo su pronóstico. Los demás habrán de percatarse de que más que candidatos, fueron cándidos opositores.

Cuántos de ellos, hombres y mujeres, comprobarán amargamente el cuatro de junio, que su portentosa fuerza con los votantes quedó en simple utopía. Y que, fuera de sus manos, quedarán los apetitosos presupuestos municipales y las añoradas prebendas que nuestro generoso sistema político brinda a sus integrantes más connotados.

Y lo mismo ocurrirá con los líderes de esos partidos políticos. Cuántos de ellos habrán de dar malas cuentas a quienes los pusieron en ese camino. Cuántos ilustres personajes de la política estatal y nacional corroborarán el 5 de junio en las primeras horas del día, que las cosas no fueron como lo habían planeado.

En pláticas coloquiales y conversaciones doctas –de supuestos expertos–, la sociedad cree que se dará una repartición de triunfos. Que el PAN, el partido gobernante en Veracruz, junto con PRD, pueden llevarse un tercio; que MORENA puede ganar un poco más del tercio, y que el resto se lo repartirán los demás (PRI, PVEM, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza e independientes).

En la tertulia social nadie habla de un triunfo apabullante para ninguno de los partidos políticos. Todos comentan el desgaste del PAN. Muchos reniegan del PRI y lo quieren ver sepultado. Todos hablan de MORENA y de las dudas que motiva el estilo de su líder.

No se ve en el horizonte un gran despliegue de recursos económicos. De mañas sí. Se coincide en que los veracruzanos no dejarán llegar a personajes corruptos o a ejemplos del odiado nepotismo. También se observa una excesiva dosis de candidez o de ingenuidad en la altura y en la bajura del poder; los atrevidos se conforman con la ganancia de junio y que ésta abone a proyectos futuros.

Pareciera que la apuesta gubernamental se dará al municipio de Veracruz, aunque se pierda Xalapa y otros. Como que se busca una negociación con MORENA al estilo de: “Te dejo todo, pero me quedo con Veracruz”.

La sucesión exige “sacrificios” y daños colaterales. Pero ni en sueños aparece una derrota en el municipio de Veracruz.

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