Cuando empezó el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares el primero de diciembre pasado, muchos creyeron que por fin había concluido una campaña de varios años que el político de Soledad de Doblado había iniciado con ese objetivo.

Desde luego, se sabía que una buena parte de la actividad que desplegaría el nuevo gobernador, estaría enfocada a la persecución y encarcelamiento de Javier Duarte y la gente que le ayudó a realizar el desfalco a los recursos del estado, como lo ofreció desde el principio.

Pero las cosas se ven de otra manera. A casi tres meses de gestión, la población veracruzana ha observado que la actividad del ejecutivo estatal siempre presenta una alta dosis de trabajo político que hace pensar que él continúa en campaña. Y no es algo callado. Al estilo del ex presidente López Portillo, él mismo ha manifestado su interés en apoyar a sus dos hijos a que cumplan con sus sueños. Uno quiere ser gobernador y el otro presidente municipal de Veracruz.

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En el caso de Miguel Ángel Yunes Márquez, su injerencia en el actual régimen se percibe en varios frentes. Altos funcionarios del gabinete y varios diputados locales pertenecen a su equipo desde hace algunos años. También se sabe que en algunas dependencias relacionadas con su proyecto, han establecido equipos de trabajo en regiones y municipios, mismos que ya hacen labor de campo levantando encuestas en congregaciones y colonias. Seguramente ofrecerán programas y apoyos sociales, para lo cual sí habrá recursos presupuestales.

De la estrategia política del régimen panista (y un poco perredista) en el Veracruz del bienio, ya se observaron los primeros resultados. El caso de la bodega de Córdoba ilustra el modus operandi. El contenido de esa bodega fue multipublicitado y recuerda campañas de marketing político al estilo norteamericano. Ahora la gente repudia más a Duarte, a Karime y su caligrafía motivacional, y al PRI. En resumen, el bodegazo afectó al universo priista del municipio identificado justamente por Duarte, asegurándole así una derrota en junio a ese partido.

Observando lo sucedido en Córdoba, no se descarta que en otras zonas del estado surjan eventos sorpresivos con alta producción teatral. Por ejemplo, podrían ser mediante otras bodegas o hallazgos de dinero y joyas enterrados al estilo Colombia o de las viejas haciendas mexicanas, en predios, ranchos y residencias presumiblemente de Duarte y de Karime, incluyendo personajes políticos “involucrados con ellos” y así provocar los mayores daños colaterales posibles.

El problema de esta estrategia es que el furor mostrado, junto a la incredulidad social que se está generando, tenga efectos distintos a los esperados: que afecte al propio PAN y al PRD; que termine de hundir al PRI; y que eleve a candidatos independientes o de MORENA, como ya está ocurriendo en varios lugares.

De ser esto último, quien sabe cómo sería la elección a gobernador en 2018.

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