La semana pasada el presidente de la república convocó a la población nacional a acudir este primero de diciembre a la Ciudad de México a una magna concentración en el “zócalo democrático”, seguramente para informar los logros y las acciones futuras y para celebrar sus primeros tres años de gestión. Y es muy probable que sus adeptos y seguidores hubiesen viajado desde distintos puntos del país para acompañarlo a ese multitudinario circo del triunfo esta tarde ignorando los peligros de la pandemia de Covid-19. 

Se sabe que en Veracruz el gobierno estatal organizó el traslado de miles de morenistas que debieron ir a ese evento multitudinario frente al palacio nacional. En Xalapa, ha trascendido que el personal eventual de la administración pública se quejó porque fueron forzados a asistir a dicho acto de “apoyo voluntario” para reconocer los resultados “nunca antes vistos” que el régimen obradorista sí pudo lograr.

Por desgracia para López Obrador, el fin de semana anterior se publicó una extensa investigación especial realizada por Carmen Aristegui Noticias, Proceso y otros medios, denominada “Sembrando vida y la Fábrica de Chocolates”, en la que se cuestiona el uso opaco e irregular del programa federal Sembrando Vida y sobre todo una conexión de ese programa con personajes cercanos a la familia López Obrador, detallando también los pormenores relacionados con la fábrica de chocolates Rocío, propiedad de los hijos del mandatario nacional, específicamente Andrés Manuel López Beltrán.

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La investigación da a conocer datos oficiales sobre el tema y críticas e inconformidades en torno a ese programa y se menciona a un empresario de nombre Hugo Chávez, con fuertes vinculaciones con ese exitoso emprendimiento chocolatero.

El pasado lunes en la conferencia mañanera el presidente mostro enojo por esa noticia, señalando que Carmen Aristegui y Proceso nunca lo han apoyado. Respecto a la investigación, aludió a calumnias y a su acostumbrada frase de que una “mentira” siempre tizna. Exactamente, con la misma actitud acusatoria que usa cuando líderes opositores o medios de comunicación no concuerdan con sus iniciativas y sus palabras.

Y esto sucede cuando está concluyendo la primera parte de su sexenio. Quizá por ello ya extendió la estafeta a su posible sucesora, y que hacia la delfín Claudia Sheinbaum, se dirijan los misiles que guarda la oposición, permitiéndole a él, seguir tejiendo las narraciones de eficacia y honestidad que pretende dejar en la historia sobre su vida.

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 “Haiga sido como haiga sido” el relajo operacional en Sembrando Vida, y si ese cacao tabasqueño o chiapaneco pueda ser o no para fines gourmet y fifís, es un hecho que el chocolatazo caliente que los acuciosos reporteros de esa plataforma periodística echaron sobre palacio nacional ya ensució la anhelada imagen de pulcritud mediática que gusta proclamar el supremo comandante de la 4T.

La conclusión jarocha es que en ese embrollado y “calumnioso” caso, Salvador Diaz Mirón no pudo hacer buenos los retadores versos del poema A Gloria. Porque el ave cuatrotero que cruzó aquellos pantanos del sureste, quedó totalmente embarrado de cacao.

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