José Antonio Flores Vargas

Las campañas de los candidatos a la gubernatura en Veracruz, han servido para conocerlos con mayor profundidad, tanto en su trayectoria pública y privada, como en sus propuestas.

Lo que sabíamos de ellos, más lo que dicen en los debates organizados, las encuestas publicadas y la información que sueltan día a día los medios de comunicación, nos ayudan a hacernos una idea de la opinión que tiene la población sobre cada uno, y de cuáles son sus posibilidades para llegar a gobernar el estado, el próximo mes de diciembre.

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Así mismo, la filtración de notas periodísticas positivas y negativas, incrementadas estratégicamente conforme avanzan las campañas, sugieren por donde andan los ánimos y preferencias de los principales factores de opinión, políticos, económicos y religiosos.

Hasta ahora, tres de los siete candidatos, parecen tener el mayor respaldo de la gente y de esos factores. Pero no sabemos qué ocurrirá en las semanas por venir, y si sólo ellos estarán en la punta, o si alguien más se les sumará para la pelea de los votos el 5 de junio. O si alguno de ellos será tirado del caballo y no concluirá la carrera.

La gente habla de Héctor, como habla de Miguel Ángel o como lo hace de Cuitláhuac. A veces, el independiente Bueno crece en el ánimo popular, como lo hace Méndez de la Luz.

Pero no todo es miel. Los continuos pleitos y acusaciones de corrupción están cansando a la sociedad. Las propuestas desaforadas e increíbles también reducen en lugar de incrementar simpatías. Las mentadas de Alba Leonila, que no es tan alba ni leona, también aburren en su estridencia.

Hay un sector numeroso que piensa que Cuitláhuac puede llegar. Es universitario, intelectual, decente y bien intencionado. En Xalapa y en varias zonas urbanas puede tener muchos seguidores. Su problema puede ser la falta de estructura en zonas rurales, que lo hace vulnerable en la contabilidad total. Su fortaleza es Morena y su respaldo es Andrés Manuel. Sin embargo, aquí mismo puede estar su deficiencia. Hay que preguntarse hasta dónde es leal el apoyo de este camaleónico dirigente nacional.

Algunos dicen que a Cuitláhuac lo tripula un personaje que despacha en la calle Enríquez. Queremos creer que esto es un burdo invento para bajarle seguidores. Los que insisten, argumentan que su silencio sobre las cosas de Palacio es un indicador serio.

Lo que sí tenemos que analizar, es la posible llegada de Cuitláhuac al Gobierno de Veracruz. Si esto ocurre, debemos preguntarnos si el pejelagarto seguirá disimuladamente en su viaje taimado, haciéndose a un lado y dejándolo gobernar, o si aprovechará el pantano del trópico para transformarse en cocodrilo y soltar dentelladas a diestra y siniestra, fortaleciéndose para la campaña grande.

Si están en lo cierto los que afirman que hay respaldo de las arcas veracruzanas a Cuitláhuac, quiere decir que el cocodrilo ya nada en aguas tranquilas, con su apetito satisfecho rumbo al lago de Tenochtitlan. Recordemos que el cocodrilo es un depredador que gusta de la carroña.

Por el contrario, si está jugando limpiamente, significa que el animal arrastra su pesadez al sol, mientras su pupilo arrasa territorios y conquista el pantano completo. En cualquier modo, observamos a un cocodrilo al acecho.

 

 

 

 

 

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