El pasado 15 de mayo, Día del Maestro, el presidente López Obrador prometió a los profesores el aumento salarial de un 8.2 %, retroactivo a enero de este año. El anuncio cayó bien en el gremio magisterial, y de absoluta sorpresa en la Secretaría de Hacienda y en las entidades federativas. Como lo ha hecho antes, el ejecutivo federal comprometió dinero, sin medir los impactos en las finanzas públicas.
En el mundo de ocurrencias y disparates mañaneros, López Obrador sigue poniendo en riesgo la economía del país, de manera irresponsable. El raudal de programas sociales que no se fiscalizan, las mega obras con sobrecostos exorbitantes -Dos Bocas y Tren Maya, como ejemplos emblemáticos- han sido una puerta gigante para la corrupción y el dispendio de un dinero que escasea y que no se ha generado en este sexenio.
Los empresarios e inversionistas nacionales han tomado muchas precauciones, porque López Obrador es un presidente que no cumple su palabra: ofrece lo que no tiene, al grado de que muchos de ellos han expresado que la Cuatroté ha abusado de la mentira, reconociendo que en gobiernos anteriores tampoco todo era miel sobre hojuelas.
Pero el nuevo incremento salarial a los maestros se suma a otro de los graves problemas en las finanzas públicas, como es el caso de Veracruz. Y vayamos por partes, como decía Jack “El Destripador”, un asesino en serie, del barrio londinense de Whitechapel.
En números redondos, el magisterio veracruzano está integrado por 150 mil profesores. 80 mil 317 son maestros federales y 69 mil 683 son estatales. Todos tendrán el incremento salarial ofrecido, sin considerar que ‘ninguno’ ganará menos de 16 mil pesos mensuales, como lo prometió el presidente, lo que significará que algunos trabajadores de la educación tendrán un aumento salarial por encima de la oferta comunicada desde palacio nacional.
Considerando esas cifras, el costo nominal anual para Veracruz es de 52.7 mil millones de pesos, según el presupuesto de egresos 2023. 19.2 mil millones de pesos corresponden al magisterio estatal, mientras que los profesores federales representan 33.4 mil millones de pesos.
Y aquí viene el asunto medular. El ingenioso gobernador García tendrá que conseguir, por lo menos, un poco más de 1,500 millones de pesos para cumplir con las promesas de su mentor, y atender al magisterio estatal, además de que deberá enfrentar el reto de, dar o no, según decida, el mismo aumento salarial al resto de los trabajadores del gobierno estatal, lo que significaría conseguir adicionalmente unos 800 millones de pesos. Esto nada más para el ejercicio 2023.
El Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo está reventado, no da para más. Incluso, se sabe que en la reunión de la semana pasada que sostuvo en palacio nacional Cuitláhuac García con el presidente, el mandatario federal ‘solicitó’ al honestísimo gobernador, como a sus pares de otros estados, que aporten el 40% del recurso que se necesita para cumplirle al magisterio, lo que equivaldría a más de mil millones de pesos, toda vez que la aportación federal a los educadores es de 2.7 mil millones de pesos, sólo para cubrir ese incremento salarial.
La gravedad de este tema está oculta, por ello, los secretarios cuitlahuistas José Lima y Zenyazen Escobar, no saben cómo atenderlo. Los sindicatos magisteriales y los profesores independientes pronto exigirán que se cumpla la promesa presidencial. Ello sin contar a los más de 50 mil burócratas del poder ejecutivo, que también tienen derecho a ese beneficio, de acuerdo con los usos y costumbres locales.
En la irresponsabilidad y desconocimiento de la función pública, los gobernantes morenistas, como Cuitláhuac García, seguirán socavando las finanzas estatales, recurriendo a más deuda, a estancar y suspender el desarrollo económico del estado, al cancelar obras y programas prioritarios en salud y seguridad, eso sí, sin pensar en eliminar sus bochornosos espectáculos nacionales, zalamerías hacía AMLO, sus tequios, loquios, etcétera y, por supuesto, preparándose para cumplir cabalmente con el esperado “Año de Hidalgo” de los altos jefes y sus equipos.
Por lo afirmado en líneas anteriores, la administración cuitlahuista está en riesgo de gestionar un nuevo endeudamiento que puede ser cercano a los 10 mil millones de pesos para cerrar los dos últimos años de su sexenio y, si esto sucede, una vez más, Veracruz quedaría dañado peligrosamente, como ha venido ocurriendo desde hace más de una década.
López Obrador demuestra que los únicos que le importan en su proyecto sucesorio son los militares y los maestros, los primeros, para mantener el control militar para lo que fuese necesario, y los segundos, por ser un rico y disciplinado bastión electoral, ambos sectores, con miras a las elecciones de 2024, estratégicamente planeadas para asegurar la mayoría del poder legislativo y el suculento poder ejecutivo que se repartirán los cuadros principales.