Más de cien años pasaron en México para que en el país se hablara de transformación y de un nuevo e importante ferrocarril. Andrés Manuel López Obrador es virtual presidente de la república y entrará en funciones este primero de diciembre. El máximo líder nacional ha planteado sus proyectos renovadores y ha dibujado cómo los concretará.

El novedoso y estratégico ferrocarril maya, cuya construcción y consulta arrancarán al mismo tiempo en este inicio de sexenio presidencial, sin duda alguna se constituirá en el mayor símbolo de la cuarta transformación que, a decir de AMLO, viviremos a partir del mes siguiente.

No fue fortuito que la presentación del tema de la seguridad nacional, después de tirar a la basura el nuevo aeropuerto de Slim y compañía, coincidiera con la conmemoración de la Revolución Mexicana, antes definió a los militares que encabezarán todo ese esquema de control y salvaguarda social. El asunto ha tenido tal repercusión mediática, que recuerda la marejada que se formó cuando López Obrador deslizó suavemente el famoso tema de la amnistía.

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Con su programa de seguridad, descubierto en estos días, y con la gran participación que tendrán el ejército y la marina, queda claro que la transformación que quiere el presidente será como un ferrocarril que caminará sobre dos poderosas vías. Seguridad y Amnistía, en otras palabras, el garrote o la zanahoria.

Ante tremendos argumentos bajo el poder del Estado, y en la lógica y el pragmatismo de Andrés Manuel, no habrá nadie que pueda oponerse a la dichosa transformación. Estas semanas, el tabasqueño se ha preocupado en tranquilizar a la población indicando que no será un dictador y que será respetuoso de la crítica y de la opinión pública.

El segundo semestre de este 2018 nos ha traído diversas señales de cambio y también de que todo puede seguir igual, aunque se pretenda iluminarlo de transformativo color.

Hemos constatado el reencuentro del poder político con varios de los más detestados políticos del pasado. Napoleón y Elba Esther salieron a la palestra como las primeras comparsas de carnaval. Algunos de los funcionarios designados, ocuparon las siguientes líneas, entre ellos Manuel Bartlett. En el ámbito deportivo, hasta el Cruz Azul -la potente máquina del futbol- se acordó de ganar y acariciar un campeonato. Y en el tema de la distracción y el encauzamiento de las masas, el cine en casa nos presentó la serie Narcos, para recordarnos la fuerza arrolladora e inextinguible de los cárteles del narcotráfico.

Y la pregunta que cualquiera se hace es, si los cárteles, en donde están mezclados malos y buenos, empresarios y políticos y de todo un poco, entrarán al aro de la transformación lopezobradorista o, como viene ocurriendo desde décadas atrás, seguirán siendo parte de nuestra metapolíticanacional, es decir, pervivirán por siempre y para siempre, más allá de los terrenos de la política mexicana.

Solamente porque son harina de otro costal. O porque se necesitan para esta transformación y en México todos cabemos, sabiéndonos acomodar.

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