Las deficiencias mostradas por la mayor parte de los gobernadores y alcaldes morenistas, recuerda en mucho los desengaños y las desventajas de los inmuebles que se compran mediante un contrato al que se le inserta la famosa cláusula de que se trata de una adquisición ad corpus, es decir, con todo el paquete incluido, no hay engaño.

La percepción se confirma en los resultados de las diferentes encuestas de opinión que periódicamente presentan empresas de estudios demoscópicos y algunos periódicos nacionales. Salvo Claudia Sheinbaum que ha ido superando sus cifras iniciales, gobernadores como Cuitláhuac García, Miguel Barbosa y Cuauhtémoc Blanco son habituales ocupantes de los últimos lugares de la tabla.

Esta reflexión surge cuando se analiza que las críticas, los ataques, las inconformidades y las opiniones en contra de estos personajes no hacen mella en los señalados. Podrán llenarse de menciones negativas los periódicos y las redes sociales, y estas causan cero efectos en los comportamientos gubernamentales. Ni el aludido, ni el jefe de la república parecen tomar nota o acusar recibo. Tampoco modifican su actuación.

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La explicación surge como el sol en ese instante de análisis. Sucede que los mexicanos, cansados de la corrupción y tropelías de los gobernantes del PRI y el PAN, se fueron con la finta de que MORENA sería algo muy diferente. Como López Obrador traía el gane en la elección, gran cantidad de votantes eligió a los candidatos de ese partido, pensando que serían mejor opción que los otros contendientes. Y no fue así, como es el caso de Cuitláhuac, de Barbosa, de Cuauhtémoc y de otros simuladores más.

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La gente de buena fe adquirió un presidente, y con él a los que cargaba y apoyaba con su fuerza. Fue como una adquisición ad corpus, con todo lo que tuviera dentro, tanto ventajas como desventajas. Estos personajes ganaron por su líder, no por el valor de ellos mismos. El ganadero compra la vaca con todo y crías, explicarían los sabios del rancho. 

De acuerdo con el derecho romano, ad corpus (el cuerpo), se refiere a un inmueble que se vende en el estado en que éste se encuentre, que el comprador declara conocer y aceptar, con todo lo edificado y plantado, con sus derechos, costumbres y servidumbres, activas y pasivas. El comprador, luego de un tiempo de haber concretado la compra, se da cuenta de vicios ocultos, de que las cañerías o el cableado son un desastre, y antes de decidir hacer una reclamación, debe recordar que bajo la cláusula de ad corpus, fue bajo su absoluta responsabilidad la adquisición de la propiedad en el estado en que se encontraba. 

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Otro término romano también Accesorium non ducit, sed sequitursuum principalei, significa que lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Esta disposición, dibuja perfectamente el caso Cuitláhuac. Si lo principal no modifica, lo accesorio seguirá igual.

Cuitláhuac ha resultado un verdadero fiasco como gobernador de Veracruz: fallas en seguridad, en salud, en desarrollo social, en obras y en muchos otros aspectos. García Jiménez se comporta como el desanimado Pinocho de Gepetto, un frágil y mentiroso muñeco de madera corriente al que solo mueven los hilos de su creador, el cual está expuesto a sufrir las consecuencias de enredarse en su amplia madeja.

La sociedad veracruzana podrá seguir criticándolo todo el tiempo que le falta para concluir el sexenio. El hombre, como irresponsable Pinocho, solo estará pendiente de su guía en palacio nacional. Pero, según AMLO, eso no es corrupción, sino inútil y cínica honestidad.

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