El gobernador Cuitláhuac García está cerrando su histórico y mega turístico programa de festivales “culturales” en pueblos y ciudades de Veracruz, y debido a ese extenuante ejercicio intelectual y dancístico, el ingeniero está minimizando los graves efectos de la temporada de lluvias en el estado.
Ha gastado más energía y recursos en contratar costosos grupos musicales para seguir con su circo preferido, y por ello no le quedan ganas, tolerancia ni presupuesto suficiente para atender las inundaciones del sur del estado (como las de Minatitlán y Tlacotalpan) y tampoco para fijarse en las preocupantes pérdidas económicas originadas por el enorme derrumbe de un cerro sobre la autopista Puebla-Veracruz (Autopista 150-D, en la zona conocida como Cumbres de Maltrata, cercana al municipio de Orizaba, una de las más importantes rutas de mercaderías de México, con más de 30 mil vehículos diarios circulando.
En las Fiestas de Todos Santos en Xalapa, los reporteros entrevistaron a Cuitláhuac en relación a este tema, y él declaró relajado que de ese tema no hablaría. El hombre estaba ocupado y disfrazado, en medio de la algarabía de las danzas del Xantolo y supervisando los divertidos y masivos desfiles de catrinas que con singular euforia promueve desde hace seis años.
Entre la noche del viernes 25 de octubre y la madrugada del día sábado 26, se desgajó un cerro sobre la autopista, en el área cercana al poblado La Estancia del municipio de Maltrata, colindante con el estado de Puebla en la región de las grandes montañas, cubriendo la carretera con piedras, lodo y maleza, en una extensión cercana a los 200 metros lineales, con un ancho de 40 metros y una altura de 12 metros.
CAPUFE acaba de informar que quedaron enterrados cuatro tractocamiones y 2 automóviles, aclarando que no hubo pérdidas humanas. También informó la utilización de una ruta alterna de 15 kilómetros para resolver el paso vehicular. Pero ha trascendido que se requerirán hasta 4 meses para retirar el material y restaurar el tramo afectado.
Existe preocupación por los altos costos que significa tener que utilizar la carretera Veracruz-Xalapa-Puebla que implica hasta seis horas más en el traslado y repercute negativamente de diversas maneras.
La carga vehicular ya es notoria en la región de la capital del estado y lamentablemente la autoridad estatal no tiene la sensibilidad ni la disposición de atender los diversos planteamientos presentados para la problemática de la autopista en la zona de Maltrata.
Uno de ellos, que ha sido señalado por ambientalistas, es la deforestación de amplias superficies en un sitio cuya orografía exige la presencia de la masa forestal que sirve para retener la tierra, es decir, con raíces que retengan el suelo y eviten los deslaves. Allí se requiere un programa de reforestación que ayude a mantener condiciones óptimas en las laderas de la autopista. También la falta de mantenimiento de la cinta asfáltica que ha sido recurrentemente señalada.
Otro asunto de alta prioridad, poco atendido en el lugar, es la frecuente aparición de bandas delincuenciales que realizan robos contra transportistas y viajeros y que han hecho a esa autopista como la más peligrosa del país. Aspecto negado por las autoridades veracruzanas, pero reiterado por los viajeros.
Sobre el derrumbe, los dirigentes empresariales consideran necesario aumentar la fuerza de trabajo para retirar en menor tiempo la tierra y las piedras que cubren el pavimento. Pero si el gobernador está atendiendo temas cosméticos y no los asuntos torales de Veracruz, la propuesta de los empresarios afectados no pasará de bien intencionada idea.
Aquí funcionaría una coordinación urgente y efectiva de carácter permanente, entre el Gobierno del estado, la Federación y el Municipio. El problema fundamental que impide avances es el interregno que se observa en Veracruz. No hay quién resuelva. Por un lado, hay un gobernador incapacitado y ausente, y por el otro, una gobernadora con deseos de ponerse a trabajar, pero que por Ley tomará posesión hasta el primero de diciembre.