18.03.2016

Debido a la escasez en Veracruz, una de las áreas más resentidas en los últimos años ha sido el fomento y divulgación de la cultura. Entre más pasa el tiempo, las manifestaciones artísticas y culturales han quedado más en manos de los creadores y promotores del arte, que en las instituciones que en teoría debieran apoyarlos.

En Veracruz, el apoyo gubernamental está dirigido mayormente a la Cumbre Tajín y a otros festivales menores. De estas muestras, no analizamos aquí su impacto en la economía regional o la opinión de los ciudadanos e intelectuales.

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El poco recurso que le queda a las instituciones responsables de la cultura se canaliza a los artistas y creadores adheridos a la capilla del gobernante y de los funcionarios en turno. Los demás artistas se quedan nada más mirando o, en el mejor de los casos, trabajando con los recursos que consiguen ellos de aportaciones sociales o del escaso mecenazgo que pervive.

A lo largo y ancho de Veracruz existen valiosas expresiones artísticas y literarias, ávidas de respaldo y reconocimiento.

En los años por venir esta problemática habrá de acentuarse desde la parte oficial. Cómo se va a apoyar la cultura, si apenas habrá recursos para atender la política asistencialista a cargo del DIF, la que además sirve mucho en épocas electorales. Porque de los presupuestos necesarios para las políticas de fomento, compensatorias y de desarrollo regional que habla la Ley Estatal de Desarrollo Social mejor ni hablamos. Sabemos bien que el recurso para ellas está en manos del gobierno federal. Y tiene sus propios cauces.

Los verdaderos involucrados en la cultura, los intelectuales y los artistas serios, están cansados de la “reunionitis” que acompaña a los tiempos electorales. Son innumerables las ocasiones en que han sido usados para vestir reuniones “culturales” en las que los candidatos de todos los partidos muestran su supina ignorancia y se sacan la foto para los periódicos. Los que en verdad tienen que ver con la cultura, saben bien, porque siempre ocurre así, que las propuestas que presentaron en esas reuniones nunca son tomadas en cuenta. Por eso, ellos se convierten en los primeros críticos de los partidos y divulgan la falta de compromiso de los candidatos. Y el resultado político lo vemos en lugares como Xalapa, donde se sufre en cada elección.

Ante estas tristes realidades, cada día es mayor la opinión de que además de las instituciones, la sociedad en su conjunto y los propios artistas y creadores, deben participar e invertir en la producción y difusión cultural. La cultura no puede estar supeditada a los vaivenes de la política y a los desórdenes de sus dirigentes. Tenemos que avanzar en esquemas de autogestión y financiamiento.

Un estado es el reflejo de su cultura y para ello hay que estar abiertos al apoyo de estos valores. (AF)

 

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