José Antonio Flores Vargas

En noviembre de 1992, Dante Delgado Rannauro, el todavía gobernador de Veracruz, convocó a sus principales colaboradores a una comida de despedida en el Museo Interactivo de Xalapa, que en esas fechas había sido inaugurado como una de las grandes obras de su gobierno.

Al lugar llegaron, junto a sus cónyuges y parejas, todos los mandos medios y superiores que lo acompañarían hasta el día 30 de ese último mes de su administración. Antes de degustar los exquisitos manjares del menú, y después de dar un cariñoso beso a su esposa Teresa Morales, Dante dirigió unas palabras al selecto auditorio.

Luego de agradecer el trabajo de los colaboradores, Dante habló del progreso logrado en Veracruz, y con la emoción del momento, confió en que desde sus años mozos, tenía por costumbre tirar flechas a la luna y buscar la manera de alcanzar sus sueños.

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Después vinieron los años de trabajo al lado del presidente Zedillo, su desencuentro con él y los quince meses de cárcel en Pacho Viejo. Un secuestro, diría Dante, que le permitió el tiempo suficiente para diseñar la creación de su partido político. Convergencia por la Democracia, con el que tuvo sus primeros triunfos políticos en varios estados y que ahora se llama Movimiento Ciudadano, el partido del movimiento naranja.

Enrique Alfaro el alcalde de Guadalajara, es el máximo exponente del movimiento naranja en el país, con el que arrasó en la elección que lo llevó al cargo edilicio. Político independiente, de gran simpatía en Jalisco, ahora quiere ser gobernador, impulsado por ese partido en 2018, al mismo tiempo que se realice la elección presidencial.

Y Dante Delgado, también quiere seguir participando en el juego por la democracia en México. Siente que vienen los mejores tiempos para la oposición. Por eso ha hablado de un polo progresista, que para escalar a más, ahora sería, a su decir, el cuarto polo.

Justamente ayer, el periodista Raymundo Riva Palacio, en su portal Eje Central, le dedicó su columna con el título “2018: el cuarto polo”. De acuerdo con lo que afirma el analista político, con esa intención ha tenido reuniones con Miguel Mancera y también con Margarita Zavala.

Dante es un animal político. Ha tirado dos flechas que pueden darle un suculento objetivo. Cualquiera de esos dos políticos que buscan la presidencia, tiene fuerza suficiente para encabezar un gran movimiento naranja, ya sea solo o en alianza con otros partidos.

Pero esta estrategia está enfocada al orden federal, con objetivos presidenciales. A nivel estatal, no se duda que Dante Delgado esté haciendo su mejor movimiento naranja en pos de las alcaldías veracruzanas del año próximo, y la gubernatura en el siguiente.

Un apetitoso banquete, posible de alcanzar, ante la pobreza que está mostrando el PRI veracruzano, que no cuenta con liderazgo fuerte y que sí muestra un gran rechazo de la militancia y de su voto duro que ha elegido hasta vacas, como ya se autodenominó esta semana, su más grande perdedor en una elección a la gubernatura.

Esperemos que las ideas de la vaca no distraigan a Dante Delgado, un experto en tirar flechas a la luna.

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