Después de la vergonzosa derrota de la alianza Por México al Frente ante el partido MORENA y sus coaligados, y una vez que el ganador de la gubernatura de Jalisco, Enrique Alfaro, avisara que no estará más con el movimiento ciudadano, Dante Delgado sacó su arco y las flechas que le quedaban, para anunciar que él y los otros seis senadores de su partido van a ser los que constituirán la máxima oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Para afianzar su dicho, Delgado Rannauro minimizó la victoria del tabasqueño, gritando que eso no fue el tsunami que la mayoría observó, sino que simplemente se trató de un huracán movido por corrientes de aire que salieron desde palacio nacional. Con la razón que suele manifestar un terco o un ciego, el alvaradeño dio a entender que AMLO llegará a la presidencia de la república, no por méritos, sino porque el triunfo electoral sucedió sólo porque Peña Nieto así lo dispuso.

La realidad es que con los resultados obtenidos el domingo primero de julio por el eje Anaya-Barrales-Dante, se comprobó a plenitud que el teatro y la comedia musical que representaron los tres frentistas, no bastaron para enderezar un firme proyecto presidencial. Y eso se debió a la falta de consistencia y congruencia política demostrada por los tres dirigentes partidistas.

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El Frente que formaron los azules, amarillos y naranjas, les funcionó más bien como oscura puerta trasera, como aquí se adelantó desde el 7 de septiembre pasado, en el editorial DANTE: ¿FRENTE O PUERTA DE ATRÁS?

En efecto, lo acontecido hasta ahora con esa lucha enderezada por esos soñadores, demuestra que el exgobernador veracruzano sabe dar giros a la derecha o a la izquierda, y que como se afirmó, el suyo es “un movimiento para continuar girando por el país entero.”

Después de que hábilmente Enrique Alfaro se desligó de su partido, Dante Delgado ahora nos vende un proyecto de oposición a la presidencia, que todo indica que no es más que una manera audaz con la que pretende seguir enchufado al presupuesto federal y al centro de las decisiones políticas.

Anteayer alardeó que va a hacer oposición con los 7 senadores de MC. Pero quién puede creer que su nomenklatura le alcanzará para gran cosa. Y habrá que ver las cifras de votación final, y el real poder que éstas le den en su personal lucha de David contra Goliat.

En Veracruz, la pobreza de votos obtenidos por su partido resultó alarmante: menos de sesenta mil votos. Un retroceso de varios años.

Para que Dante Delgado quiera vender un distractor publicitario que haga olvidar la lamentable y denostada decisión que tomo en el país, y en especial en Veracruz—la de apoyar al proyecto sucesorio de Yunes Linares, que en apariencia era su principal enemigo—se requiere que utilice armas más modernas.

Cuando menos que consiga algunas granadas, pero de aquellas que sirven para atacar y dispersar al enemigo. No de las redondas frutas color granate, que pueden resultar como las jugosas naranjas que sabe vender a buen precio en el movimiento “ciudadano” que administra.

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