Las desgracias por lluvias e inundaciones que están sufriendo municipios como Álamo o San Andrés Tuxtla, recuerdan la vulnerabilidad de la población veracruzana ante tormentas, huracanes y depresiones tropicales.

Si bien es cierto que los habitantes de esas zonas no se asustan mucho durante las temporadas de ciclones, debemos tener conciencia de que su economía se estanca con cada uno de esos eventos.

La gente recuerda a las tormentas y huracanes que además de lluvia, inundaciones y deslaves, les han llevado tragedia y pobreza desde hace varias décadas. En el año de 1955, tres ciclones causaron terrible devastación: Gladys, Hilda y Janet arrasaron a numerosas poblaciones ribereñas y costeras, sumandomás de 500 muertes en los diferentes estados del Golfo de México.

Anuncios

Otro evento de alta repercusión negativa para Veracruz se suscitó en 1999 durante el gobierno de Miguel Alemán Velasco, cuando una depresión tropical quitó la vida a 124 personas y destruyó carreteras, puentes, escuelas, edificios públicos y cerca de 25 mil viviendas, sumando daños multimillonarios y cinco años de reconstrucciones.

Por ello no es exagerado afirmar que son cientos o miles de millones de pesos los que se lleva el agua cada año durante la época de lluvias. Y en Veracruz no hay manera de evitarlo, si consideramos que por el territorio estatal pasa el 35 por ciento del agua dulce que escurre en el país.

Tenemos que reconocer que los habitantes de las cuencas hidrológicas serán eternos damnificados, ya que allí tienen su forma de vida y no van a dejarla. Año tras año, la economía veracruzana debe destinar cuantiosos recursos para resarcir los bienes, siembras y ganado a los afectados y para reconstruir toda la infraestructura.

Esto significa que lo que el agua se lleva, equivale al progreso que no hemos alcanzado, es decir, el desarrollo económico del Estado y el bienestar social de varias generaciones de veracruzanos.

Este año las lluvias e inundaciones de la temporada de ciclones acaban de mostrar su trágica huella. Las fotografías del fenómeno en la ciudad de Álamo hacen pensar que bajo las oscuras aguas que quedaron estancadas, existen graves daños que se descubrirán en cuanto baje la inundación. En los Tuxtlas, el caudal de los ríos también anuncia pérdidas considerables.

Sin embargo, y a pesar de los días transcurridos, no se conocen las acciones de socorro y apoyo a los damnificados. Quizá haya que buscar en la plataforma Facebook si es que existen o existieron por parte del gobierno de Yunes Linares.

Lo más probable es que la propia sociedad organizada esté afrontando las pérdidas para salir de esta penosa temporada. Sólo queda rezar para que acaben las tormentas y huracanes o se disuelvan en el Golfo de México sin afectar más a la población.

Publicidad