Aquí hemos afirmado que el sistema mexicano ya eligió al presidente y que la gente se ha ido con López Obrador desde hace muchos meses. Si bien es cierto que le llegaron a escatimar respaldo, los dueños del poder terminaron por leer bien hacia donde corren las simpatías de la población, y ellos, como buenos jugadores, nunca jamás se equivocarán. Pocos quieren al PRI y al PAN, los principales contendientes de MORENA. Parece que el mundo está con AMLO y que México entero se llenó de amlovers.

Anoche en Mérida, la célebre Ciudad Blanca, se verificó el tercer debate por la presidencia de México. El Peje llegó como campeón indiscutible en las encuestas. Ricardo Anaya apareció con una denuncia ante la PGR que presentó en su contra un día antes, connotado excompañero de partido. Meade llegó feliz, saboreando el seguro segundo lugar en la competencia. El neoleonés continuó fiel a su estilo bronco.

Pocas sorpresas en el encuentro. Andrés Manuel bateó en silencio todo lo que le mandaron. No conectó con ninguna de las bolas que le dirigieron. Estuvo concentrado en su estrategia, como si se hubiese convertido en un pesado Buda observando todo.

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Pepe Meade y Ricardo pelearon su tercer juego de Pin Pong, sacando en varias ocasiones la pelota de su pequeña mesa de juegos. López Obrador veía complacido y paternal la guerra florida que protagonizaban los alebrestados muchachos.

Lo increíble del debate fue que, a pesar de que era el último escarceo de la contienda discursiva o retórica, los competidores que debían hacerlo (Anaya y Meade), no lograron en su tercera y última oportunidad, mostrar ningún indicio, arma, o idea para arrebatarle la presidencia a Andrés Manuel, el que, de acuerdo con la personal percepción de aquellos, está menos preparado para dirigir a un país como el nuestro.

Ricardo con sus juegos de palabras, cartulinas, bravatas y fallidas estrategias de escuela, nunca logró convencer ni a sus coequiperos frentistas que hace tiempo lo dejaron volar. Meade con su insulso estilo aspiracional solo llegará al segundo sitio, si bien le va. El Bronco cumplió bien su meta publicitaria y quizá le faltó tiempo en el debate para proponer si también se cortaba la segunda mano a los ladrones.

Bomba yucateca: Al final de la noche hubo un derrotado inesperado. El más joven y agresivo de los contendientes, que quedó enredado en su propia y blanquecina red, marchó del salón, imaginando la rítmica melodía inventada por Dante, al tiempo que tarareaba la entrañable canción que le oía a su amorosa madre antes de dormir: Pin Pon es un muñeco/ muy guapo y de cartón/ que lava su carita/ con agua y con jabón…

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