José Antonio Flores Vargas

Sin triunfalismos ni aspavientos, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares tuvo un intercambio de impresiones con los Magistrados y Consejeros del Poder Judicial de Veracruz.

En el encuentro con los jurisconsultos, Yunes Linares entró a la reunión solo, su equipo se mantuvo afuera del salón, mostró una actitud cordial, respetuosa y abierta, en donde no se suscitó estridencia alguna.

El político de Soledad de Doblado, luego de escuchar los planteamientos, comentarios y sugerencias de los miembros de ese poder, extendió la mano para comprometer la más amplia coordinación y respeto hacia la institución y a cada uno de sus integrantes.

La impresión que quedó en la sede del tribunal, es que sí se puede cambiar la forma de hacer política en el estado, en los próximos dos años y a favor de los veracruzanos. El tema que los congregó fue el Nuevo Sistema de Justicia Penal que entró en vigor a nivel federal.

Sin embargo, políticamente quedó la sensación de que el motivo de la reunión fue para legitimar tácitamente a Miguel Ángel Yunes en su nuevo papel político. Algo similar a lo sucedido con el encuentro, que tuvo un día antes, con la Rectora de la Universidad Veracruzana, buscando el cobijo de los intelectuales y de la comunidad estudiantil.

Estas reuniones ocurren al tiempo que la Procuraduría General de la República reactivó las denuncias presentadas por la Auditoría Superior de la Federación, en contra de diversos funcionarios y ex funcionarios duartistas, por presuntas irregularidades en el manejo de los recursos públicos federales.

Quizá por ello, es mayor el nerviosismo en la oficina principal del Palacio de Gobierno, al grado que emitieron una serie de decisiones atropelladas, que no conducen a nada positivo. Una de ellas, la destrucción de documentos oficiales, hecho denunciado por el propio Yunes Linares, quien incluso hizo un exhorto para detener esa irregularidad.

La otra decisión cuestionable, es el apresurado trámite de donación a la Fiscalía General del Estado, de dos helicópteros que utiliza habitualmente el gobernador. Al medio día de ayer, se informó que estaban dando entrada a la solicitud de autorización enviada por el Ejecutivo al Congreso local.

Estas acciones recuerdan las estrategias utilizadas en los conflictos armados para intentar que el enemigo retrase su avance. Pero lo que ocurre en Veracruz no es una guerra de esa clase. Aquí se trata de un cambio de administración gubernamental, que desde luego, traerá una serie de acciones y consecuencias apegadas a derecho.

Así pues, hacer un espectáculo innecesario de ese tipo, se asemeja a un arranque infantil que mueve a risa y a descrédito. Por lo que se deduce, será interesante ver cómo terminan los personajes de esta triste comedia veracruzana.

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