Manuel Gil Antón, profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, y otros grandes investigadores y académicos mexicanos han criticado la forma autocrática en que generalmente se designan a muchas autoridades de las más importantes instituciones del país, como son las universidades públicas y otros órganos autónomos.

Han señalado que en algunas de esas instituciones, la pasión y el entusiasmo con los que se participa en los debates y discusiones acerca de la democracia, es inversamente proporcional a los procedimientos básicos de claridad en los procesos de designación de tales responsables.

Esta problemática se observa en las alturas del poder en Veracruz y se ha puesto de manifiesto con harta frecuencia en las semanas previas al fin de año. Los tiempos de renovación de autoridades, o de necesidad política de remover a algunas de ellas, así lo indican.

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El primero de esos casos es el nombramiento del comisionado del IVAI, proceso que vivió sus días de difusión masiva y que desde el palacio de la calle de Enríquez fue cubierto de telarañas sin que a la fecha se tome alguna decisión.

Otro más es el proceso que renovará alguna de las posiciones de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana. En la reunión del Consejo Universitario de la próxima semana, se sabe que se presentarán las dos ternas dentro de las cuales saldrá el nombre de los que serán nuevos integrantes de dicha Junta.

Con todo y la celebrada autonomía universitaria, hasta ese momento sabremos si las personas que se sumen como integrantes de esa instancia, tienen los timbres académicos e intelectuales requeridos para ese alto cargo honorífico.

Como la rectora Sara Ladrón de Guevara ha insistido en los apoyos económicos que el Gobierno del Estado le debe a la Universidad –la añeja deuda en efectivo de más de dos mil millones de pesos, que fue motivo de una marcha multitudinaria un poco antes de las elecciones de 2016-, seguramente el Gobernador Yunes Linares en respuesta y reciprocidad, le enviará a algunos ilustres integrantes que den brillo a la Junta de Gobierno de esa institución de educación superior.

Acción similar, la que en estos tiempos de reformas y preparativos sucesorios habrá de realizarse en torno a lo que será el denominado Tribunal Anticorrupción, es decir la integración del nuevo Tribunal de Justicia Administrativa, el cual estará desintegrado del Poder Judicial del Estado.

En otro evento de nuestra admirada dedocracia veracruzana, el Ejecutivo enviará a los dóciles diputados del Congreso local la propuesta de los cuatro nuevos magistrados que integren, con la venia y vigilancia personal del mesías, ese órgano jurisdiccional. Y nuestros legisladores son buenos en eso de responder raudamente al que paga.

Ausencia de autonomía, antidemocracia, opacidad y falta de transparencia en el Veracruz de siempre. Se acomoda en los controles del Estado esa gran comparsa de sangre azul y suave cerviz que tienen los privilegiados invitados a la cena del señor.

Son los aires boqueños del cambio.

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