En septiembre de 2019 los medios de comunicación difundían la noticia de que dos respetables damas morenistas se convertían en titulares de importantes espacios en el gobierno de Veracruz: Sofía Martínez Huerta en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia y Delia González Cobos como auditora general del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS).

De la primera no se conoce mucho, salvo las reiteradas suspensiones de labores ordenadas por ella en este año con motivo de la pandemia de coronavirus. De la segunda no se tiene mucha información sobre su encomienda y resultados de auditoría. Tras doce meses en esos cargos, el silencio y la inactividad parecen ser las constantes impuestas por esas discretas funcionarias.

El 26 de septiembre del año anterior y por mayoría de votos, los diputados locales aprobaron la designación de González Cobos para ese puesto. Sería la primera mujer a cargo del ORFIS. Al día siguiente la señora se presentó ante el personal de la oficina, exhortándoles a seguir trabajando como hasta esa fecha.

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Pero parece que a Delia le cuesta mucho conjugar el verbo trabajar. Poco se sabe de la cuenta pública estatal o de las cuentas públicas municipales, o de sus acciones para contrarrestar la brutal opacidad en las dependencias del gabinete cuitlahuista. Eso sí, congruente con su flojo actuar, en un momento dado, declaró que no pensaba contratar despachos externos y que tenía la intención de hacer las labores de auditoría directamente.

Tampoco es mucho lo que se sabe de las diferentes investigaciones relacionadas con el cúmulo de denuncias penales en contra de los funcionarios duartistas, que se llevaron o que perdieron los recursos del erario. 

El día de ayer en su conferencia mañanera, el presidente de la república sacó a relucir el tema de los fideicomisos que extinguió y del dinero que “se perdió” o “se robaron” en el fideicomiso de los juegos centroamericanos y del caribe, organizados durante el gobierno de Javier Duarte en 2014, lo cual también está incluido en varias de las denuncias ante las fiscalías federal y estatal.

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Si lo que quiere Cuitláhuac García es circo mediático para encubrir los escasos resultados de su gobierno, el tema del fideicomiso deportivo puede utilizarse para llenar periódicos y redes sociales y voltear la mirada de la gente para otro lado distinto al palacio de gobierno. Esperaremos sus gustados programas verbales asociados al informe y el acostumbrado auto aplauso.

Poco se sabe de las fiscalizaciones del 2019 a los recursos públicos del estado y de los municipios. En el ORFIS hay mucho humo hacia las dependencias estatales, hacia los ayuntamientos y hacia el propio órgano de fiscalización. Estos primeros doce meses de la titular fueron doce auténticos meses de vacaciones pagadas, donde las únicas cuentas que a ella parecen interesarle son las cuentas de los viáticos por las febriles actividades de su encargo.

El humo institucional, la forma de matar el tiempo, el goce del poder público en esas oficinas y, esencialmente, el mucho ruido y las pocas nueces, hacen recordar aquella canción Humo, que fue uno de los grandes éxitos de Celio González y la Sonora Matancera, que incluye mucha música rítmica y muy pocas palabras: “Gózala, gózala, gózala/ gózala, gózala, bailando rico/ gózala, gózala, por ti me muero/ gózala, gózala, cosita buena.”

Esperemos que Delia González empiece a encender motores y a ver si Veracruz tiene mejor suerte en su segundo año al frente del ORFIS.

Pero, mientras tanto, no te desesperes jarocho y que sigan las vacaciones. Por lo pronto: gózala, gózala, gózala… 

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