José Antonio Flores Vargas

Cuando en Veracruz se propuso la creación de un impuesto a las remuneraciones de los trabajadores, conocido como el dos por ciento a la nómina, se tuvo como principal argumento el que esos recursos se destinaran a la creación de infraestructura para el desarrollo del estado. De esa manera, los empresarios veracruzanos coadyuvarían en detonar el progreso, mejorar las condiciones urbanas de la ciudad, y sobre todo, continuar generando empleos.

Durante los primeros años en que se captaron esos recursos, se realizaron importantes obras en muchas ciudades de Veracruz, fundamentalmente construcción de vialidades, puentes, escuelas y centros de salud. Fue con la llegada del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y su política de desarrollo social, cuando se aprobó que parte de esos ingresos se destinarán a proyectos agropecuarios y a fomentar el autoempleo, estableciendo un ambicioso programa de crédito a la palabra, mediante el cual se apoyaba con pequeñas cantidades a miles de mujeres veracruzanas.

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Con la creación del programa Adelante, instituido por el gobernador Javier Duarte, se gestionaron recursos del dos por ciento a la nómina para el pago de parte del gasto corriente requerido en ese programa. Durante está administración se incrementó del dos al tres por ciento este impuesto, contando siempre con la solidaria participación de los empresarios veracruzanos adheridos a las distintas cámaras.

Desde la constitución del fideicomiso hasta la fecha, la iniciativa privada siempre ha formado parte de su comité técnico, siendo los hombres de negocio quienes en muchas ocasiones han validado o rechazado propuestas de financiamiento, enviadas por los distintos secretarios de despacho.

Durante el duartismo se han financiado con estos recursos, varias de las obras más destacadas, así como numerosos proyectos productivos de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario. Sin embargo, al igual que otras obras realizadas con fondos de origen distinto, existen varios contratistas que no han podido cobrar estimaciones y finiquitos, por construcciones realmente ejecutadas. Este grave problema ha provocado inquietud entre los integrantes de las diversas cámaras y asociaciones relacionadas con la construcción, quienes sufren las consecuencias de adeudos acumulados en los últimos años.

La intranquilidad se ha convertido en alarma, porque existe la posibilidad de que con el cúmulo de deudas que tiene el gobierno, se intente utilizar los recursos del fideicomiso para pagar asuntos que nada tienen que ver con las motivaciones originales que crearon este impuesto a la nómina de las empresas veracruzanas.

En este momento circula una iniciativa para crear dos fideicomisos, uno para captar directamente el impuesto sin pasar por la tesorería estatal, y otro para liquidar un supuesto listado de adeudos, que fue anexado en la propuesta que llegó al Congreso del Estado enviada por el Ejecutivo Estatal.

Los empresarios dicen que esta iniciativa contiene diversas incongruencias que llevarían a desalentar su participación económica en la entidad. Señalan que no están dispuestos a desvirtuar los fines y motivaciones del ahora fideicomiso del tres por ciento.

Muchos emprendedores piensan que estas prisas del gobernador Duarte, seguramente encubren otros casos como aquel de las empresas fantasmas y sus facturas apócrifas, que ha sido ampliamente difundido. Otros se han aventurado a señalar que quizá haga falta que el Sistema de Administración Tributaria amplíe las investigaciones al total de las facturas emitidas en favor del gobierno del estado en los últimos años. Parece que sólo así sabríamos qué fue lo que realmente se realizó y qué acciones quedaron solamente en papel.

En manos de los diputados Mariela Tovar Lorenzo, Julen Rementería del Puerto y Adolfo Ramírez Arana, integrantes de la Comisión de Hacienda del estado, se encuentra la iniciativa de creación del Fideicomiso de Administración de Cuentas Mandatadas (FIAD) y del Fideicomiso de Pago a Proveedores y Contratistas para el Saneamiento Financiero de Veracruz ((FIDESAN), con los que se pretende dar otro zarpazo al desarrollo económico y social en la entidad.

En unos días sabremos si estos diputados le regresan la honorabilidad al Congreso Estatal, o si por el contrario, abonan a que ese grupo de congresistas sean recordados en el futuro como “la legislatura de los fabulosos”.

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