02.03.2016
El lodazal de la corrupción en el que se ha sumido Veracruz en los últimos años es tal que será necesario un plan de choque urgente para acabar con este mal sistémico. El precandidato del PRI, Héctor Yunes Landa se mantiene en la línea de que él es un opositor de todo aquello que hace daño a Veracruz y que no tiene porque tener complicidades.
Yunes Landa fue entrevistado ayer “por la mañana” en el estudio del periodista Ciro Gómez Leyva. En el programa de radio que se transmite a nivel nacional dijo que castigará a los responsables de la situación que vive Veracruz pero “como una condición necesaria no como el fin de mi gobierno” sentenció. Fundamental que haya precisado que el hilo conductor de su administración, en caso de ganar, no sea este lamentable tema porque Veracruz tiene muchas más necesidades que atender.
Decir que el gobernador Javier Duarte de Ochoa es “casi un lastre” y un pasivo para su campaña supone que Yunes Landa sabe quiénes son los políticos y empresarios que se han enriquecido gracias a sobornos y comisiones ilegales que los sitúan ante densas estructuras clientelares promovidas desde la administración pública. Por lo tanto, él y su equipo de trabajo tendrán que abrir el telón de esta historia de corrupción veracruzana y descubrir, enjuiciar y encarcelar a los responsables.
Héctor Yunes juega con fuego. Enciende cigarrillos cuando está rodeado de pólvora. Continúa con una postura bronca. Se arrincona asimismo porque sabe que lo que siempre ha operado en el PRI es la suma de la cargada. La cargada ha soportado, aguantado y sumado a la mayoría. La cargada no ha permitido que otro partido distinto al tricolor haya gobernado en Veracruz.
La escasa cintura y falta de respuestas que ha demostrado el gobernador Javier Duarte, ante el estallido de los escándalos millonarios en los que está involucrada su administración pública, quiere ser la bandera del Senador con licencia y exdiputado local veracruzano, porque nadie hasta este momento ha dado las explicaciones suficientes ni tampoco se ha realizado una verdadera depuración de responsabilidades políticas.
Veracruz no es un caso único del triste México de la corrupción. Pero sí es un caso singular y especialmente grave. La corrupción ha servido para establecer un sistema de clientelismo y fidelidad electoral que (re)vive los tiempos caciquiles de todo el siglo XX y XXI. ¿Ya lo olvidó Héctor Yunes?
Yunes Landa considera que llegó a él la revelación, se ha dado cuenta que vivió rodeado de cosas inútiles, sucias y está decidido a hacer limpieza en la casa. Está convencido y dispuesto a realizar un acto heroico. Si Héctor Yunes lo logra, se librará de que no le caiga su propio cadáver encima. Eso también sería un lastre. (AF)