Son contemporáneos y sólo dos meses distancian en edad al presidente de la república y a su admirado secretario de marina. En diciembre de 2018 el gobierno federal los unió en la realidad y en los caminos futuros. A partir de ese mes Andrés Manuel López Obrador y José Rafael Ojeda Durán coincidieron y continúan como jefe y colaborador en el Palacio Federal.

Y podría darse el caso de que en diciembre de 2024 el almirante Ojeda Durán pasara de ese palacio al palacio de gobierno en Xalapa, la ciudad donde nació en febrero de 1954. Conseguiría con ello la dorada jubilación para un hombre con cincuenta años de servicio en la milicia, siendo el integrante de mayor rango y antigüedad en la Armada de México.

Y recordemos dos circunstancias que apoyan esta idea. En noviembre de 2019 el jefe de la república ordenó al gobernador de Veracruz entregar la Medalla Ruiz Cortines al secretario de Marina. Y por si faltaran señales, hace pocos meses, en una decisión sumamente observada, el mandatario nacional dispuso que las aduanas fueran controladas por la citada institución militar.

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Antes de ser secretario Ojeda Durán, había sido contralor general de la Marina, institución donde ocupó infinidad de puestos en distintas regiones del país. En la Escuela Naval Militar estudió la carrera de ingeniero geógrafo entre los años de 1969 y 1974, posteriormente fungió como profesor allí mismo, y años después estudio la maestría en seguridad nacional en España.

Por ello no parece imposible que el almirante se convirtiera en gobernador. Por un lado, se observa una creciente presencia de las fuerzas armadas en la vida pública nacional. Y no hace muchos años una encuesta del INEGI sobre cultura cívica, arrojó que el 40% de los ciudadanos mexicanos se manifestaban algo o muy de acuerdo con un gobierno encabezado por militares.

En la conferencia presidencial del lunes en Veracruz, el almirante Ojeda expresó frases que pueden llevar diversos significados: “En la Marina y en la Secretaría de la Defensa Nacional, sí se forma personal con ética profesional y valores; México carece de servidores públicos honestos, por eso tenemos este problema de alta corrupción. La gran diferencia entre nosotros y muchas otras instituciones es que nosotros no podemos darnos el lujo de tener malos elementos”.

Minutos antes había informado las estadísticas criminales, indicando que el estado se encuentra en segundo lugar nacional en secuestros y en quinto lugar en feminicidios, aunque en ese momento, y con gran sentido político, minimizó los impactos sociales, tal como le gusta a AMLO, asegurando una importante reducción en los diez principales delitos.  

En Veracruz, su tierra natal, y ante el presidente, el almirante Ojeda hizo dura crítica al ejercicio de civiles en el servicio público. Ese fue su mensaje, y sabe bien la ruina que ocasionó Javier Duarte, la inútil verborrea de Yunes Linares y, ya en los tiempos de la 4T, las constantes fallas e irresponsabilidades de Cuitláhuac García.

Será que el secretario Ojeda Durán se siente con méritos suficientes para buscar la nominación a la gubernatura, previa licencia o retiro. Rocío Nahle debe cerrar la boca y sacar bien su tarea. El almirante es alguien que tranquilamente puede llegar al palacio, sin lugar a duda.

Los resultados y la Constitución operan a su favor. Su nominación podría cortar de tajo a la corrupción que ahoga a Veracruz. 

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