José Antonio Flores Vargas

Dos noticias importantes, que tienen que ver con Veracruz, se publicaron el día de ayer. Las dos nos hacen recordar el libro El arte de la fuga, una de las obras más destacadas del escritor poblano Sergio Pitol, radicado en Xalapa desde hace varios años, que ha sido traducido a varios idiomas.

La primera noticia, difundida en varios medios, es el Premio Internacional Alfonso Reyes 2015, que le fue entregado a Sergio Pitol, en su domicilio el pasado fin de semana, por María Cristina García Cepeda, Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y que llenó de regocijo a sus amigos y a los veracruzanos amantes de la literatura, que leen sus libros desde hace varios años. Recordemos que Pitol es uno de los Premios Cervantes que tiene México, cuya obra ha dado brillo a las letras nacionales.

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La segunda noticia, que no es del mundo literario, y que tiene que ver con los dineros de los veracruzanos, la dio ayer el portal www.sociedadtrespuntocero.com, con el título “Gobierno admite déficit de 13 mil 881 MDP”, que refiere un problema de cuentas públicas y de recursos del erario por ese monto. La abundante nota periodística, incluye la presentación de un análisis financiero del caso, así como declaraciones sobre el tema, por parte de algunos actores de la vida pública y privada en el estado.

La noticia hace recordar una serie de denuncias y señalamientos publicados en los medios de comunicación desde hace algunos años, inclusive a ocho columnas, sobre actos de presunta corrupción, cometidos por funcionarios o ex funcionarios de diversas dependencias estatales.

Estos hechos de presunta corrupción, conocidos a lo largo y ancho de Veracruz, y comentados hasta el cansancio en todo tipo de reuniones y tertulias, finalmente sólo han sido ríos de saliva que no han llegado a ninguna parte. Eso sí, han servido para dejar en el imaginario colectivo, las señas y andanzas de estos tristes caballeros.

Hasta ahora, la sociedad veracruzana no atina a saber si esos señalamientos de corrupción tan reiterados en los medios y en las reuniones, se fugarán definitivamente de la historia local, o si los recursos se fugaron o no de las arcas públicas, o si los implicados en esas jabonosas situaciones, saldrán incólumes y con mirada prístina, con el cuello blanco y limpios como las aves que cruzan el pantano, que alguna vez refirió Salvador Díaz Mirón en su poema A Gloria. Es decir, haciendo gala del arte de la fuga.

 

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