José Antonio Flores Vargas

En el escenario internacional, las noticias de estos días nos conducen al Brexit (Britain’s exit), resultado del referéndum convocado en Inglaterra, mediante el cual la población decidió el no británico a la Unión Europea. Pero llama la atención, el hecho de que después de la votación, los jóvenes británicos opinaron en contra del veredicto popular, señalando que les dificultará viajar y trabajar en el resto de Europa.

Sobre esta inconformidad a destiempo, que encubre una distracción infantil, las instituciones responsables de ese país han informado que más de la mitad de los jóvenes censados no acudieron a votar. En palabras claras, esto quiere decir que esos muchachos llevan la penitencia en la culpa.

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Las consecuencias del Brexit son de alcance mundial. Sin embargo, para aliviar la preocupación en los mercados nacionales, el presidente Peña Nieto declaró, ayer durante su gira en Canadá, que aquí el efecto será mínimo, ya que la relación comercial con Inglaterra representa el 1% de nuestro comercio.

Al revisar la situación inglesa y la postura tardía de sus jóvenes, nos damos cuenta que ellos mismos se metieron en tremendo brete. Y confirmamos que los términos Brexit y brete, conjugan una moderna paronimia. Pero también nos percatamos de que esos ejemplos de culpa y penitencia, recuerdan situaciones y circunstancias que viven la sociedad estatal y varios de sus actores más señalados. En Veracruz, todo mundo sabe que algunos personajes ligados a la función pública, están metidos en verdaderos bretes.

El más destacado, y que se guarda con secrecía calculada, es el que sufren varios funcionarios y ex funcionarios duartistas que se encuentran en la tablita, sin posibilidad de evasión. Como reses en el matadero, están atrapados en un callejón sin salida, entre las denuncias de la Auditoría Superior de la Federación y el ímpetu justiciero del gobernador entrante, cada día más avasallador. En este brete se encuentran gentes que tienen en contra hasta 28 denuncias por irregularidades, y que por ello, están declarando ante fiscales llegados al puerto de Veracruz, desde las oficinas centrales de la PGR. De ese grupo de acusados, destaca un buen manejador de dineros malhabidos, que pretende intercambiar estampitas, ninguna de carácter religioso.

Entre ellos ubican a Salvador Manzur, Iván López, Mauricio Audirac, Carlos Aguirre, Tarek Abdalá, Gabriel Deantes, Ricardo Sandoval y a los especialistas en fiscalización ética de alta calidad, Lorenzo Antonio Portilla y Ricardo García Guzmán, ambos muy al estilo Palacio.

Otro asunto similar por los alcances que tiene, es el brete que como cepo de hierro aprisiona el tobillo de un personaje blanqueador de capitales, que carga una denuncia federal por la evaporación de cientos de millones de pesos.

La sociedad espera que estas gentes salgan del brete en que se metieron, siempre y cuando sea con rumbo a la prisión que les corresponda. Del Brexit inglés, podemos estar tranquilos, si atendemos a la declaración del Presidente Enrique Peña Nieto en Canadá.

Sin embargo, el cúmulo de problemas de corrupción en la cúpula del poder y la cauda de noticias que traerán las investigaciones judiciales, así como la altísima deuda contraída con los bancos y la insuficiencia de recursos públicos, nos hacen sentir que por un buen tiempo los veracruzanos estaremos metidos en un verdadero brete.

 

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