11.02.2016

La poca capacidad de maniobra que se percibe en las instituciones de México es el reflejo de la ineficacia gubernamental. Durante largo tiempo se ha dicho que los encargados del gobierno son generalmente personas improvisadas, sin preparación y producto de los compadrazgos. Nada que no se sepa, nada que no suceda.

Estar enganchado es un deseo constante para los que buscan el poder. La política no avanza como es el deseo de la sociedad. Pero no es un problema de la política, es de los políticos que van improvisando día con día su plan de ataque hacia sus adversarios. Esa estrategia no permite que se avance, por el contrario, retroceden.

Lo que pasa es que a muchos políticos les ocurre lo del burro que tiene que mover la noria sin detenerse. Ellos, como el burro, creen que no pueden parar, si lo hacen los tunden. La rutina en la que se envuelven los políticos los lleva al escándalo, al esperpento, al enredo y la manipulación. La tozudez hace que pierdan la imaginación, la realidad y la atención de la escucha.

Los políticos seguirán dando vueltas sobre su mismo eje, con sus formas y aspectos más repugnantes. Y es así porque ellos están contentos, no perciben que giran continuamente en la noria, quizá porque no es lo más importante de atender y entender. Para ellos, lo primordial es maximizar los recursos. Saben que terminaran cansados de nadar todo el día entre tiburones, y como no hay más tiempo, no les queda otra opción más que dormir pero no sueñan.

Así pues, hay que reflexionar sobre el sistema político y electoral que los políticos nos proponen. El plan esta perfectamente pensado y diseñado para hacer creer que todo se va a resolver aunque nunca se llegue a nada. No se puede perder de vista que sólo se va a votar a cualquiera de los dos partidos políticos (PRI o PAN), lo demás será producto de un manejo mediático.

Los votos no pueden ir a la papelera, vivimos una corrupción trepidante. La ciudadanía tiene una percepción de que las políticas públicas que se van ofreciendo son muy parecidas pero no es lo mismo José que Pedro y viceversa. Es necesario que nuestros lideres sociales vayan respaldando sus ideas con propuestas concretas, firmes. No debe haber un voto inútil. Se puede romper esa perversión, no nos engañemos.

Hay que sopesar opciones valientes si de verdad se quiere regenerar el sistema político mexicano. Los ciudadanos no podemos ser el burro que da vueltas a la noria. “¡Pobre burro! El burro nunca dejará de ser burro” (AF).

 

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