En medio de fuertes medidas de seguridad, ayer tomó posesión el presidente número 46 de Estados Unidos, acompañado en la vicepresidencia por la primera mujer en ese cargo. El demócrata Joe Biden de 78 años de edad, estará en la Casa Blanca junto a Kamala Harris de 56, una reconocida política y abogada de raza negra con raíces jamaicana e india.

El expresidente Donald Trump decidió hacer graciosa huida antes del evento de asunción de Biden, pretendiendo dejar atrás un incierto panorama de iniciativas y procesos legales tendientes a quitarle toda posibilidad de que en el futuro pudiera regresar a la alta política en ese país. Esa es la triste conclusión de su controvertido periodo de cuatro años al frente de la nación norteamericana. 

Una poderosa palabra en el primer discurso presidencial fue Unidad. El nuevo presidente afirmó que la democracia ha ganado e hizo un sentido llamado a la unidad nacional. 

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Obligó a evocar el estilo egocéntrico de su antecesor, cuando afirmó que “Hoy no celebramos el triunfo de un candidato, sino de una causa. La voluntad del pueblo ha sido escuchada”. “Comencemos de nuevo todos, comencemos a escucharnos, vernos y respetarnos mutuamente, la política no tiene porque ser una conflagración, destruyéndolo todo”, aseguró.

En un mensaje dirigido al presidente Biden, el Papa Francisco expresó: “Le pido a Dios que guie sus esfuerzos para fomentar el entendimiento, la reconciliación y la paz dentro de Estados Unidos y entre las naciones del mundo a fin de promover el bien común universal”.

El mandatario estadounidense presentó 12 órdenes ejecutivas en su primer día. Entre sus propuestas dadas a conocer en la víspera, se encuentra la intención de regularizar a 11 millones de indocumentados y restablecer el asilo. Ha convocado a diversos cargos a numerosos colaboradores de origen latino. También habló de detener la construcción del muro fronterizo.

El cambio de poderes mejoró el valor del peso y varios analistas creen que el gobierno mexicano deberá cambiar varias orientaciones y políticas para adecuarlas al nuevo gobierno estadounidense, que a decir de Biden será una vuelta a la Ley y al respeto a las instituciones.

Desde meses antes se mencionó que habrá una insistencia en todo lo relacionado a la migración, a las energías limpias y al cuidado del medio ambiente, asuntos donde el presidente López Obrador adoptó o coincidió con los criticados posicionamientos de Trump.

Pudiera ser necesario que el ejecutivo federal haga cambios en algunas de las políticas estratégicas y posiciones de su gabinete, con miras a buscar una mejor relación con su colega estadounidense.

Los caminos de México pasan necesariamente por la relación que tenga con su poderoso vecino del norte. Corresponde entender la nueva narrativa del presidente de Estados Unidos: “cada desacuerdo no tiene por qué ser motivo de guerra total”… y que se debe “rechazar la cultura en la que los hechos mismos son manipulados e incluso fabricados.”

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