El estado de Veracruz está completando ocho años de escasa obra pública. Ni Javier Duarte de Ochoa, ni Miguel Ángel Yunes Linares, se caracterizaron por instrumentar programas de construcción de infraestructura que parecieran relevantes. Lo que finalmente concretaron en sus cuestionados periodos, obedeció más al capricho personal o la conveniencia política, que a una auténtica planeación para detonar la economía de las regiones.

Por otro lado, a partir del cuarto año duartista, e incluyendo todo el bienio yunista, ambos regímenes decidieron bajar la cortina a los presupuestos que antaño servían para difundir la acción del Estado en los medios de comunicación. Si bien es cierto que se inauguraron algunas obras de impacto, debe reconocerse que la mayoría de ellas, eran proyectos transexenales que venían de anteriores gobiernos.

El libramiento de Xalapa, el túnel sumergido de Coatzacoalcos y el libramiento de Cardel, por mencionar tres casos, fueron obras concluidas en estos tiempos, después de varios años en proceso.

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Y parece que el ejemplo de opacidad y negligencia de las autoridades que insisten en no informar adecuadamente, cundió en los ayuntamientos veracruzanos que reciben montos millonarios para obra a través de diversos fondos federales.

En los tres últimos años, poco es lo que se sabe de las obras y acciones que realizan dichos ayuntamientos. Por esa causa la población se queja de que no ve resultados ni avance. Y por esa misma razón, en medio del silencio y la falta de evidencia, se han dado numerosos casos de incumplimiento del deber legal y desaparición de fondos públicos.

No son pocas las cuentas públicas que están llenas de cuentos sin final feliz y con cero resultados para la población.

Afortunadamente, al buscar en Internet alguna evidencia de la obra pública municipal, el interesado ya puede acudir al COMVER, el Sistema de Consulta de Obras y Acciones Municipales a cargo del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS), que incluye la obra realizada o presupuestada por cada uno de los municipios a partir del año 2016.

Todas las obras incorporadas por los ayuntamientos y entidades paramunicipales, se encuentran georeferenciadas en el mapa municipal, pudiendo determinarse su ubicación exacta en el territorio.

Cabe mencionar, como lo señala el sistema informático en cuestión, que los datos ahí presentados pudieran contener alguna inexactitud, cambio o cancelación.

El propio ORFIS aclara que esa instancia no convalida los datos que se difunden, los que pueden ser revisados por la fiscalización superior y están sujetos a la denuncia o queja de los ciudadanos que detecten alguna anomalía.

Sin embargo, es bueno difundir la generosidad de este mecanismo informativo ordenado por Lorenzo Antonio Portilla, que desde luego es un avance para transparentar. Pero peor es nada.

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