Los dos debates para la elección al gobierno de Veracruz fueron como un Titanic para la candidata oficial del obradorismo. El primero de ellos fue un triunfo total para Pepe Yunes, gracias a las fuertes denuncias de corrupción de Rocío Nahle, develadas previamente por el empresario Arturo Castagné. El segundo y último debate de ayer por la noche, terminó de hundir a “la candidata de Zacatecas”, frase insistente del candidato de la oposición azul, roja y amarilla. 

Este gris debate que no emocionó a nadie y que no resultó vistoso en ningún sentido, constituyó un fuerte veneno para Nahle, que no sabe hablar sin leer tarjetas y que por ello queda en evidencia por incapacidad o desconocimiento. Pero no por esa causa fue la debacle, sino por dos de los temas principales del ejercicio: las mujeres y los derechos humanos, asuntos en los que el gobierno de Cuitláhuac García está totalmente reprobado. Cómo pedir el voto por una continuidad, con tanta irresponsabilidad y guiños cuitlahuistas a la delincuencia y a la ausencia de cumplimiento de los derechos humanos.

En el caso de Polo Deschamps, el hombre repite una seria falla en su descripción de Movimiento Ciudadano, cuando señala que hay que acabar con la vieja política del PRIAN, olvidando, cual ingenuo niño, que ese movimiento es dirigido por un viejo y mañoso expriista que maneja al partido naranja como empresa familiar y que, para demostrarlo en un nepotismo orgulloso, colocó a su primogénito como candidato a senador, joven-viejo que además repite los modos y estilos de su padre, aquel orgulloso priista egocentrista, de voz teatral, soberbio, echador y sobrado hasta el vómito en cansinos fosfo-comerciales.  

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Y por si no bastara en el despropósito, siguiendo la estrategia trazada desde los oscuros acuerdos dantescos con AMLO, el exalcalde de Medellín no esconde en su discurso el papel de partido esquirol que le adjudican no pocos políticos y periodistas de este país. Pero resulta ser un esquirolaje de amor-odio, porque por segunda ocasión, también este debate lo cerró con aquello de que si gana Rocío, “podrá comprar otras diez casas”. 

Pepe Yunes administró su imagen, sus tiempos, sus propuestas y sus resultados de campaña, y continuó machacando con su estilo a Rocío, quien ninguneada y con poca enjundia se empeñaba en leer con cuidado sus programas futuros y novedosas (según ella) propuestas para su gobierno, a partir de un soñado triunfo el dos de junio.

La candidata de Morena ya no supo o no sabe cómo entusiasmar a los votantes guindas del voto duro y a los grupos de beneficiarios morenistas y burócratas que con burdas amenazas son forzados a acompañarla en los actos de campaña. 

Todo indica que para Pepe Yunes fue una verdadera suerte que le colocaran a esta candidata bañada en corrupción e incapacidad, como si el presidente de la república estuviera entregando el estado veracruzano a la oposición, o como si el del palacio nacional la estuviera dejando morir políticamente, mostrando furia por tanto robo nahlista o que alguien de primerísimo nivel en su equipo ya estuviera destinada al circo romano del dedo pulgar abajo, librando o quitándole atención al magnífico hacedor de La Chingada, que la benefició hace 6 años con importantes cargos y grandes permisos para desbalagarse en metálica algarabía, es decir, con licencia para robar, mentir y traicionar.

Ayer fue una debacle nocturnal para Nahle. Todo indica que el domingo dos de junio veremos el despeje y el despertar veracruzano.  

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