Los resultados de la jornada electoral del domingo y de la séptima visita presidencial a Veracruz, necesariamente van a acarrear decisiones en el alto mando nacional. La baja participación de la población en los comicios debe haber alertado a Andrés Manuel López Obrador y es probable que en estos momentos esté analizando fríamente lo sucedido en la semana. Es algo que no puede postergar si es que quiere mantener el predominio morenista en las elecciones intermedias de 2021.

Y lo que puede ocurrir es que, como propone el matemático Lorenz, surja un efecto mariposa que modifique o afecte varias situaciones o escenarios en diversos rumbos del país y en algunos sectores de la administración pública en sus tres órdenes.

La escuálida participación de los votantes, inferior al 33 por ciento, según las cifras oficiales, está indicando que no están operando a satisfacción la política social y los compromisos asumidos por diferentes liderazgos regionales. El disgusto y rechazo popular ante diversas decisiones estratégicas y maneras de gobernar, están pasando una costosa factura que requiere modificación en las formas, golpes de timón y mayor firmeza en la conducción. 

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Todos cuestionan cómo fue posible esa participación ciudadana tan pobre, en tiempos en que los programas sociales del Bienestar están repartiendo recursos como nunca en la historia. 317 mil millones de pesos en once programas asistencialistas para alcanzar al 51 por ciento que está en los padrones gubernamentales, deberían haber servido el domingo para mostrar el más amplio respaldo político al mejor líder transformador surgido de la izquierda mexicana. 

Pero no fue así. Si bien es cierto que se ganaron las gubernaturas en Baja California y en Puebla, en este último estado, que tiene un gran padrón de beneficiarios, el triunfador Barbosa no consiguió una votación tan significativa como pregonaba. Ni siquiera con todo el respaldo del PT, del PVEM y del sector campesino, que finalmente apoyó al morenista con un alto costo. Los poblanos no olvidaron el helicopterazo en que fallecieron los Moreno Valle.

En torno a Veracruz, por ejemplo, en municipios situados casi en la frontera con Puebla, la gira del ejecutivo federal –que vino a entregar recursos de sus programas federales—estuvo empañada por groseras inconformidades de grupos que deben haber malhumorado al que manda: gritos insultantes de Antorcha Campesina y persistentes demandas de ambientalistas que no quieren minas ni hidroeléctricas. Sobre todo, la acusación periodística de nepotismo en el máximo círculo de Cuitláhuac García, precisan ya de disposiciones tajantes y ejemplares. 

El discurso de AMLO para sostener al gobernador veracruzano, se ha gastado y vuelto cansino. Al no encajar con la terca realidad que dice otra cosa, se convierte más en un punto en contra para mantenerlo a flote.

Por lo anterior y por todas las consideraciones mencionadas, es factible que se dé un efecto mariposa en Veracruz, y que el presidente llame a cuentas a los que deba exigirle algo más que cuentos. No tocará las cabezas del gobernador, o de Eric Cisneros o de Manuel Huerta, pero puede pensarse que ordene que algunos pésimos colaboradores u operadores políticos, sean echados a los leones del circo que clama la población. Y material hay mucho: varios alcaldes y funcionarios federales, estatales y municipales están sobre la tablita del verdugo.

Si se trata de alcaldes cuestionados, ahí están los casos de Víctor Carranza e Hipólito Rodríguez en Coatzacoalcos y Xalapa. Si hablamos de nepotismo celestial, Eleazar Guerrero, el primísimo, puede que esté ya en camino a Puebla o Morelos. Si se habla de secretarios, empezaríamos por Leslie Garibo Puga, la contralora del adorno darketo, o Guadalupe Argüelles Lozano, la secretaria del trabajo y valerosa promotora laboral de su familia, o Xóchitl Arbesú Lago, la aflamencada secretaria de turismo jarocho, o Verónica Tapia y Fernando Ruz, destructores de cristalería en el DIF, o el secretario de salud Roberto Ramos Alor, quien tiene el cuello bajo el cuchillo por las millonarias adquisiciones de medicinas compradas con suma velocidad al súper delegado Lomelí.

Pero el caso ya impostergable es el de Eleazar, el guerroso subsecretario de finanzas y administración, quien ganaría más por fuera que donde está, porque ya el pueblo se enteró y comenta que él sí sabe cómo hacerlo. Y el que ganaría aún más con este pase lateral, sería el propio gobernador.

Cuántos de ellos están en la tablita, ya se verá en días siguientes. El efecto mariposa vuela febril hacia Veracruz.

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