Uno de los integrantes del gabinete cuitlahuista que más se esforzó en exhibir a su jefe en su segundo informe fue el secretario Guillermo Fernández Sánchez. El ingeniero cruzó radiante este noviembre por las pantallas televisivas y por las páginas de los periódicos nacionales para competir decorosamente en las jornadas de estulticia que dejan ver los actuales tiempos del país.

Comenzó unos días antes de su comparecencia ante el congreso del estado para hablar de las maravillas de los apoyos que entrega la SEDESOL a su cargo. Alguna reportera lo interrogó sobre ese beneficio y sus magros alcances en la economía familiar. Pero el hombre no se arredró, y como si estuviera predicando alguna religión o fe, insistió ante los diputados sobre la relevancia de un apoyo de mil pesos para despensa que, según sus datos, alcanza para dar de comer un mes a una persona. 

El hecho fue aprovechado por uno de los representantes populares que llevó a la mencionada comparecencia dos cajas con productos alimenticios, para enseñar visualmente el impacto y la reducida magnitud de la compra con ese importe “para todo un mes”.  

Fue tan notoria la pifia del funcionario del desarrollo social en Veracruz, que los diferentes medios de comunicación criticaron las palabras de Guillermo Fernández, quien de paso se llevó entre las patas a Cuitláhuac García a quien le llovió tupidamente por ese tema.

El colmo del despropósito del funcionario veracruzano se constató y elevó en un noticiero estelar matutino en Imagen Televisión el viernes pasado, cuando el conductor después de dar la noticia se puso a editorializar el tema de la milagrosa despensa rendidora y los logros del ejecutivo estatal, para concluir con la expresión de que Cuitláhuac no se comporta como gobernador, sino como un simple “encargado de Veracruz”.

Lo más grave en sí no es la palabrería hueca del secretario de sedesol, sino el descubrimiento de que este individuo no ha estudiado lo mínimo indispensable para estar al frente de esa oficina. El CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social), tiene una enorme biblioteca de investigaciones, recomendaciones, estadísticas elaboradas por INEGI y otras instancias, y exactamente, como le gusta al gobernador, la institución posee una serie de apoyos didácticos para que cualquier mortal joven o viejo, novel o docto, entienda el asunto de los programas sociales, de la canasta básica, de las despensas, de la línea de pobreza extrema por ingresos, que es la que nos indica el valor mensual de la canasta alimentaria por persona, y muchos otros indicadores y tópicos, que obviamente Memo no conoce ni le interesa. Todo esto ayuda a descubrir en qué torpes manos están los asuntos del combate a la pobreza y el rezago social en Veracruz. 

Y por si algo faltara a los criticones, el propio López Obrador descalificó desde su púlpito a Guillermo Fernández en una de sus conferencias “bananeras”.

A este funcionario de ficción, Cuitláhuac debería regresarlo ipso facto a pegar propagandas políticas y a tirar rollos a las colonias pobres de Xalapa, lo que, según sus amigos, hace con especial esmero y convicción. Que no le preocupe la posible molestia de Atanasio, de Rafael o de Gloria. A este no lo eligieron los ciudadanos, entonces para qué desgarrarse las vestiduras por él.

Pero quizá pedirle eso al gobernador sea como rezar por lluvia en el desierto. La insensibilidad y la soberbia 4T abundan en estos días no lejanos a una elección estratégica.

Para muestra un botón, el pasado viernes la CFE, apoyada con policías de Seguridad Pública, fue al poblado naolinqueño de Tepetates, a cortar la luz a las pobres viviendas de las familias marginadas que están en una lucha por la reclasificación de tarifas eléctricas. Por fortuna, Francisco Fernández “El Potro” tuvo la prudencia para indicar a los militantes de la Resistencia que dirige, que dejaran ir a los empleados de la paraestatal y a los vehículos y fuerza pública que discutían con los amotinados después del corte de luz a cuatro familias deudoras. 

¿Tan mal está la imagen del estado y de sus próceres de palacio, que como dijeron en la Ciudad de México, en lugar de gobernador, tenemos a un desorientado y displicente encargado de Veracruz?

Parece que Cuitláhuac no sueña con la 4T. Atrae sus propios demonios.

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