José Antonio Flores Vargas

Aunque las noticias locales lo pusieron de moda, no hablaremos hoy del Veracruz, equipo de futbol que regenta Fidel Kuri, quien amenaza con llevárselo a otro estado si pierde el PRI la elección del domingo próximo. No, de ese caso, sólo diremos que el estado lamentará perder el equipo de futbol, cuyo nombre, dicen algunos, es propiedad del gobierno estatal. Pero si se llega a dar, esa pérdida puede traer una ganancia: que se vaya Kuri para que sean otros los que hagan negocio. Como diría Fidel, su mentor, a él ya le tocó bailar, y mucho.

Pasando a cosas más serias y ya que durante estos días se impone el silencio, nos tendremos que referir al equipo que tendrá que integrar el candidato que gane la elección a la gubernatura. ¿Y cómo creemos que debe ser ese equipo? Si el gobernador quiere trascender positivamente, tendrá que allegarse de colaboradores que le puedan ayudar a mantener al estado sobre la línea de flotación, mientras llegan tiempos mejores. Si por el contrario, se rodea de amigos, compadres, vividores y ex funcionarios grisáceos, desde ahí sabremos que el deslizamiento al pozo va a continuar.

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Veracruz requiere funcionarios eficientes y efectivos, que sepan dar resultados. No queremos funcionarios que se limiten a ganar su sueldo, con el pretexto de que no habrá recursos. Tampoco, funcionarios deshonestos y sin valores que aprovechando que todo estará revuelto, quieran sacar tajada, vía porcentajes, por ejemplo, por liquidar deudas añejas a proveedores y contratistas desesperados, como ya algunos empresarios con ambiciones “funcionariles” están empezando a manifestar.

Desde luego, Veracruz no requiere especialistas del rezago social (como Adelante), ni gurús de la pobreza que empiecen a gastar los pocos recursos que les den, inventando acciones que sólo llegaremos a ver en los informes de gobierno y en las cuentas públicas fallidas, o en contratos del tipo Animal Político.

Mucho menos quiere la sociedad, a financieros, administradores o fiscalizadores expertos en “malcuadrar” las cuentas públicas, que suelen ser incompetentes para convencer a sus vecinos y paisanos sobre su inmaculada posesión de abultadas cuentas bancarias, ranchos e inmuebles en otros lugares o negocios de todo tipo creados de último momento.

Veracruz quiere honestidad en sus funcionarios, seguridad para las familias y empleos para los jóvenes que egresan de sus instituciones de educación superior. Justamente, en estos dos años que vienen, se requiere de un equipo superior a los que han existido, ya que superiores son las dificultades y amenazas en estos tiempos. Ojalá y los nombres que empiezan a oírse, sólo sean producto de calenturas a destiempo. Y que los que sí funcionan, y que formen parte del equipo ganador, sean los que acompañen al gobernador electo. Que no vengan lastres, rémoras o sanguijuelas a descomponer el nuevo escenario, el primero de diciembre próximo.

 

 

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