José Antonio Flores Vargas

En este año 2016, último del sexenio de Javier Duarte, los veracruzanos se han visto sorprendidos por noticias importantes relacionadas con los recursos públicos del gobierno de Veracruz. Juntas o separadas, las informaciones difundidas, mantienen una enorme dosis de misterio.

Las denuncias de la Auditoría Superior de la Federación, el descubrimiento de empresas fantasma realizado por el portal Animal Político, los Panama Papers inopinadamente atravesados en esos meses, las acuciosas investigaciones del SAT, y el lunes, el resolutivo de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI, hacen pensar que en el gobierno de Veracruz, con todo y su obesidad burocrática, nadie supo ni sabe nada.

Miles y miles de millones de pesos andan en el imaginario colectivo, en el firmamento noticioso estatal y nacional y en el rumor inacabable de la sociedad veracruzana. Por su misteriosa pérdida, el destino real de esos recursos económicos pertenecientes al erario, parece que desaparecieron en el Triángulo de las Bermudas, aquel famoso invento de los comerciantes paranormales de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

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Sin embargo, y para sorpresa de todos, tratando de encontrar la pista del tesoro veracruzano, expoliado por bucaneros de cuello blanco, se descubrió aquí en la misma capital, un triángulo similar al del Caribe. Orfis, Sefiplan y Contraloría.

Se trata de un triángulo escaleno, casi un isósceles, cuyos vértices se encuentran en tres significativos lugares. En un extremo la isla de las sirenas, junto a Plaza Américas, en el otro, la confluencia de las avenidas Ruiz Cortines y Xalapa, mientras que el vértice más alto, es un punto situado enfrente de la plaza Lerdo.

Este descubrimiento fue detonado por la resolución en el PRI nacional. Por la noche del lunes, en el vértice superior, se dio la instrucción de avisar ayer frente a la estatua de Miguel Hidalgo, que 110 funcionarios serán llamados a cuentas en estos dos meses que quedan, porque tuvieron “queveres” y “quereres” con esos recursos públicos estatales perdidos, que ya motivaron la suspensión de derechos a 7 distinguidos militantes del partido en Veracruz, encabezados por el propio gobernador Duarte.

En automático, el responsable del vértice de la ficción orfiana, en la isla de las sirenas, el sudoroso Lorenzo Antonio Portilla, declaró que en los primeros días de octubre su ORFIS entregará la cuenta pública 2015, con un montón de pistas, que con mucha suerte y despliegue de inteligencia e ingenio, logró reunir para entender por dónde andan los tesoros públicos perdidos. Vaya vacilada.

Sólo falta que el personaje que acaricia el vértice del otro extremo del triángulo en su quinto piso, salga a revelar por ejemplo, cómo le hicieron para elaborar los registros del padrón de contratistas y proveedores, con documentos fantasmagóricos, y por qué a esas empresas ya famosas, pudieron pagarles con tanta diligencia, aún con el incordio que pudiera causarles a los agentes de la PGR que los están arrinconando.

Explicaciones precisas de esas preparadas personalidades de la administración pública, son las que exigen los veracruzanos ofendidos e irritados, y que es preferible revelar, antes de que la santa inquisición de la SHCP encuentre los hilos y las cadenas que servirían para levantar y extraer el tesoro perdido, y para llevar a los corruptos a las oscuras profundidades del ponto.

La vida tiene sorpresas; sorpresas tiene la vida, dice Rubén Blades. Xalapa tiene su triángulo de las bermudas, con isla incluida, y su lorencillo tuitero que sueña salir en el 2019.

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