17.03.2016

El teatro es un arte que sirve para aparentar y exagerar cualquier acción. A través de este ejercicio, se escenifican las producciones más dramáticas o se extrema cualquier acontecimiento para tergiversar la realidad. Hacer teatro dando a entender algo que no se tiene es fingir. Américo Zúñiga Martínez, alcalde de Xalapa, es proclive a ello.

Como secretario del trabajo en el sexenio de Fidel Herrera, como diputado local encargado de la presidencia de la Comisión de Vigilancia y en el transcurso de su administración municipal, las mismas prácticas se repiten para desarrollar una marea promocional de decencia, transparencia y eficacia, que le ha servido para escalar políticamente. Poco a poco, se evidencia que las palabras contrastan la realidad.

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Ejemplo de lo anterior: las dudosas medidas que permitieron nuevos registros catastrales; la falta de transparencia en la administración municipal; el manejo oscuro de los recursos públicos; la desintegración y enfrentamiento en su primer círculo de colaboradores; y la remodelación suntuosa en las oficinas del tesorero municipal, entre otros señalamientos públicos. Así se comienza a descubrir al verdadero gobierno municipal de Xalapa.

Américo Zúñiga, como secretario del trabajo, alardeó cero huelgas durante su período. A su paso por el congreso local, fue el padre, promotor y centinela de la fiscalización de los recursos públicos estatales y municipales. Ahora como alcalde, se erige como el pontífice entre la iniciativa privada y su administración para alcanzar el progreso de la ciudad. Eso recuerda los abundantes logros en la época de la socorrida sinergia.

No es necesario puntualizar las obras de relumbrón que se han promovido en su gestión municipal. En principio Zúñiga Martínez evitaba al máximo reconocer la generosidad de los empresarios Antonio y Alfredo Chedraui Obeso, sobre su aportación en especie para pavimentar diversas calles y avenidas de Xalapa, que al final tuvo que aceptar. Esa contribución no es novedosa, los señores Chedraui realizan estas acciones desde hace varios años, pero la diferencia es que ellos lo hacen sin tocar el bombo y el platillo.

La administración municipal divulgó que en los próximos días inaugurará una “mega obra” que facilitará la movilidad vehicular en la zona de Las Ánimas y permitirá mayor comunicación entre la Secretaría de Educación de Veracruz y el recién formado fraccionamiento Las Cumbres, en la zona conocida comúnmente como Monte Magno.

Esta obra es aprovechada por el alcalde de Xalapa para venderle a la sociedad que su administración es responsable y que es un gran tejedor de acuerdos con la iniciativa privada al materializar este tipo de acciones.

¿Acaso cree el alcalde de Xalapa que el puente “Unión”, en la calle Circuito Veracruz de Las Animas, sólo beneficia a unos cuantos empresarios que tienen empeñadas las cumbres? Porque resulta, que hasta los jugadores que acuden al campo de futbol rápido, ubicado frente a uno de los centros de investigaciones de la UV, saben que los terrenos de abajo son propiedad de un alto funcionario de CMAS que también alcanza los beneficios de la “unión” de Américo.

“El teatro no se hace para cantar las cosas, sino para cambiarlas” (AF).

 

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