Aunque el video reguetonero -y totalmente ratonero- que acaba de sacar Pepe Meade le servirá un poco a Pepe Yunes, lo que no encuentran ambos candidatos priistas, es un partido fuerte que los pueda conducir al triunfo en Veracruz. Todo indica que en el solar jarocho no se podrá hacer efectivo el rítmico estribillo ese de Vamos con Pepe, Pepe/ es que se puede, puede.

A diferencia del italiano Vespucio, el Américo xalapeño no ha sido capaz de trascender con gloria. En los años que lleva aprendiendo a hacer política, su oratoria cansina no lo ha dejado poner una rúbrica triunfal a ningún territorio ni a ninguna contienda electoral.

Porque la lucha que en dos ocasiones aprovechó para convertirse en diputado y después en alcalde, la ganó el fidelismo fiel de Fidel Herrera. Un brioso caballo al que el predilecto hijo de Guillermo Zúñiga fue graciosamente montado por el equipo del exgobernador de Cosamaloapan.

Anuncios

Y precisamente hablando de equinos, y más bien de equinos impuros, habría que enumerar a una serie de personajes que se comportan como mulas incrustadas a costa de lo que sea en el PRI veracruzano. El PRI actual, carente de recursos públicos estatales, no tiene ningún apoyo de los viejos que medraron allí o en los cargos que ese instituto, otrora político y eficaz, les consiguió en los sucesivos gobiernos priistas.

Cuántos de esos altos dirigentes y políticos, antes tricolores y de rojas camisas, siguen leales a ese partido. Cuántos podrán presumir que no han acudido a oscuros conciliábulos para negociar posiciones y turbios negocios con personajes de otros colores. Cuántos que, cargando esa mezcla aznar y caballar que compone su ADN, no atinan a seguir un rumbo determinado, mientras tanto coadyuvan a desmadrar al poco priismo puro que queda.

Ejemplos pueden notarse en los cientos de fotografías de las campañas pepistas en Veracruz. Son bien conocidos por todos y por todas sus mañas. Varios de ellos acaban de aterrizar o ya visualizaron pista en los colores azules, amarillos, naranjas, o zorrunamente en los campos morenistas de Andrés Manuel.

Y los que siguen allí apoderados como zanguijuelas, aunque se acerquen a la centuria de edad, no quieren dejar de cobrar sus prebendas partidarias, y aunque tengan muchos años de no llevar un voto a las urnas y siempre exijan cargos de primer nivel para los hijos. En esto es bueno recordar a Amadeo Flores, uno de los mayores simuladores del priismo veracruzano. Otro respetable senecto de la mesa principal, hace perfectos malabares mientras se sostiene casi en muletas. Carlos Brito ya nos tranquilizó el día de ayer asegurando que aún no están definidas las diputaciones plurinominales. Guarda con celo su tesoro de sapiencia y será el encargado de comunicar los caprichos políticos de última generación.

No queda mucho del PRI en el estado. Pero en el imaginario colectivo estatal se guardan como anécdotas algunas de las frases -o muletillas que gastaron su gracia- que de tanto escucharse en el territorio, por su chocancia y cursilería no auguran nada bueno a los actuales contendientes rojos. Algunos bien intencionados y esperanzados en el milagro, a veces sin apoyo familiar, prestos a obtener buenos resultados el primero de julio siguiente.

En viejos cafés y en aislados y solitarios entornos priistas continuaremos escuchando cosas como estas: ¿Hermano, desayunamos el viernes?, ¡Mi afecto infinito!, ¡Líder, eres grande!, ¡Me tienes olvidado!, ¡Hay que hacer sinergia!”, ¡Ayúdame, te necesito conmigo!, ¡Te espero a primera hora!, ¡Tengo las manos limpias!, ¡Me preocupa y me ocupa!, ¡Trabajaremos sin descanso¡, ¡Es la hora de la unidad!

Son las frases o muletillas de la conversación del viejo priismo, uno que ya no tiene votos y que camina rumbo al cementerio de la política.

Publicidad