José Antonio Flores Vargas

Ayer, la columna de Raymundo Riva Palacio en Eje Central, estuvo dedicada totalmente al tema de la corrupción. En términos generales, y con base en informes de instituciones especializadas y encuestas sobre el tema, dice que en México, la corrupción se volvió la preocupación principal de los mexicanos, por arriba del desempleo y la inseguridad.

En Veracruz, la preocupación de la gente es la misma. Muchas notas de los periódicos y portales de internet, refieren el tema. Uno de ellos, por ejemplo, el manejo opaco que el gobierno estatal ha hecho del fondo de reserva del Instituto de Pensiones del Estado. Otros informes más, hablan del pago en especie por los dineros tomados de ese Instituto, tal es el caso del World Trade Center, de Boca el Río, que ya puso en contra a los empresarios de la zona.

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La Universidad Veracruzana sigue con sus marchas, con la que reclamó dineros pendientes de pago y exhibió al gobernador. Otros casos refieren exigencias de fondos al gobierno. Los comentarios son constantes y negativos de parte de proveedores que reclaman dineros públicos pendientes de pago, sobre trabajos contratados, en todos los rubros, ya sea obras o prestación de servicios de diversa índole.

Ahora bien, si analizamos cómo van los candidatos, observamos que sigue la pelea mediática por demostrar quién va a la cabeza en las encuestas.

Si volvemos al recurrente y socorrido tema de la corrupción en los discursos, y cómo andan los estudios demoscópicos, a un día de iniciar el silencio que exige la ley, podemos notar por dónde irán las voluntades del pueblo, habladas en abierto en las calles y puntos de reunión.

Hay una conclusión general. Si tenemos un alto nivel de corrupción, que llega a la desesperación, la furia y el hartazgo, es lógico creer que el voto decidido y el indeciso, se pronunciará el día 5 de junio por el candidato que más garantice castigo a los culpables, impulsando el famoso vómito negro. La gente quiere que devuelvan las entradas y no se vayan con todo y reata.

En ese tenor, poco ayuda al candidato Héctor Yunes, que en su discurso es proclive al relajo juvenil, una comedianta metida a diputada que, entre chistes desagradables, vino a criticar los pitos de Mancera (el de la Ciudad de México) aquí en Veracruz.

Ese candidato, en sus últimas horas de campaña, requiere, más que cachondeos, dar un mensaje de cordura, de seriedad y de congruencia, porque hay otros que sí “cacharon” la preocupación fundamental de los veracruzanos.

No sea que con tanto fastidio y agobio de corrupción e impunidad, el día de la elección acudan en masa a las urnas a respaldar al que desde su inicio de campaña, está prometiendo meter a la cárcel al montón de pillos que tiene en la mira.

Y no es que ese candidato esté libre de pecado. No, eso parece no interesar ahora. La pelea fraternal seguirá. El domingo, los veracruzanos más que buscar quién la deba, van a buscar quién la pague.

 

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