Los acontecimientos recientes conducen a pensar que los morenistas se organizan para obtener todos los triunfos en la elección del 6 de junio próximo en Veracruz. Diferentes fuerzas del partido MORENA operan estrategias enfocadas a un solo objetivo. Ese día pretenden aniquilar lo que quede del panismo y el priismo en el estado. Para ellos es asunto de vida o muerte ya que aquí está el tercer padrón más grande de México.

La primera estrategia fue desbaratar al PRI estatal y enamorar a varias de sus cabezas para que trabajen con el partido guinda, constituyendo un primoroso enjuague. La segunda fue la de dividir al panismo y llevarse con ellos a algunos importantes liderazgos regionales.  La tercera ha sido la acción de invitar a los partidos menores a que se sumen con ellos, ofreciéndoles posiciones menores.

Al mismo tiempo han concretado dos cosas. Ante la desesperante debilidad del gobernador Cuitláhuac García, han concentrado las decisiones político-partidistas en la Ciudad de México, por lo que en lugar de tener a un dirigente estatal con autonomía o dirigido por los cuitlahuistas, los asuntos tendrán que verse en la cúpula con AMLO o con la dupla Marcelo Ebrard-Mario Delgado, propietarios de la dirigencia nacional, aunque sea un complejo rompecabezas de posiciones políticas e ideológicas.

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El segundo pendiente que surgió inopinadamente y en mala hora, ya fue resuelto al estilo palacio. La Unidad de Inteligencia Financiera, en voz de su titular Santiago Nieto, ya afirmó categóricamente que no le encontraron nada indebido a Pío López Obrador, el del célebre paquete financiero “para campañas”. En otras palabras: Hacienda ya blindó a MORENA, y si lo requiere, este partido tiene toda la calidad moral para encontrarse otros tesoritos en el camino.

Y en eso de las querencias, los preparativos y las negociaciones, aquí van unos nombres que se presumen cercanos al bloque Ebrard-Delgado: Ricardo Exsome, Humberto Pérez, Gonzalo Vicencio, Manuel Huerta, Juan Vergel, Enrique Ampudia y dicen que hasta Gerardo Buganza y Dorheny Cayetano, sola y a trasmano.

Entre los que parecen traer tache de ese binomio están Eric Cisneros, Juan Javier Gómez Cazarín, Esteban Ramírez (con todo y sus irresponsables mítines de mil candidatos al Covid-19), Magdaleno Rosales (el organizador de los XV años de su hija) y Juan Pablo Álvarez (el hijo de Edel y prospecto a diputado, a alcalde o cuando menos a solicitante de audiencia con Delgado).

Morena quiere mayoría en la cámara de diputados y para ello tiene aprobados alrededor de mil 600 millones de pesos más lo que se encuentre en los estados. En Veracruz se afirma que tendrá un delegado especial proveniente del comité ejecutivo nacional.

En recientes declaraciones Mario Delgado ha insistido en que quiere honestidad y transparencia en todos los cuadros, apegándose a los principios de Morena: no mentir, no robar, no traicionar.

Dice que en diciembre formarán el nuevo Consejo Consultivo Nacional de Morena, para lo cual invitarán a integrantes del gabinete federal, gobernadores, legisladores e intelectuales de probada honestidad y reputación en los campos de la ciencia, cultura, economía y la vida pública. Su función será la de hacer análisis y propuestas para el cumplimiento del plan de acción del partido. Asegura que irán en alianza con PVEM y PT y los partidos locales afines a la cuarta transformación.

Andrés Manuel supervisará directamente la elección, apoyado por Mario Delgado y por Marcelo Ebrard, el que hace 20 años declinó sus aspiraciones en favor del proyecto de su jefe y amigo.

La operación jarocha está en marcha. Cuitláhuac García cree ser dueño de un capital político que solo lo posee en noches de sueños y pesadillas. Vamos a ver si esa transformación sí les funciona. 

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