La cara de Claudia Ruiz Massieu en el acto presidencial de anteayer, donde se le terminó de retirar de la Secretaría de Relaciones Exteriores, no podía ser más explícita. Por momentos se le veía a punto de soltar las lágrimas; en otros parecía contener la furia; a veces, se le notó sorprendida por lo que escuchaba. La mayor parte del tiempo, su rostro era un reflejó de impotencia.

Los que la observaban, pensaron que sería interesante conocer sus puntos de vista sobre lo que aconteció el miércoles en Los Pinos. Tal vez resulten coincidentes con la opinión de la sociedad mexicana.

Mucha gente en México vio ese evento por la televisión. Con seguridad, algunas de esas personas se pusieron en los zapatos de la ex canciller y llegaron a percibir que era un acto vacío y extraño que protagonizaba el presidente Peña Nieto. Pudo parecer un evento serio, pero en realidad era una triste actuación cómica que ni Enrique Peña Nieto se creía.

Anuncios

México venía de un 2016 repleto de denuncias por corrupción de un gran porcentaje de sus ex gobernadores. Uno de ellos, Guillermo Padres, el de Sonora, quien ya en la prisión enfrenta siete cargos. Y Javier Duarte, el de Veracruz, con 35 mil millones de dineros faltantes y con setenta y tantos días en calidad de prófugo de la justicia.

Un año, en que a unas cuantas horas de que concluyera, infaustamente se dio a conocer un aumento del 20 por ciento a las gasolinas. También un año increíble, en que nos enteramos que el presidente de los Estados Unidos a partir del 20 de enero, será Donald Trump, un personaje como de mundos de pesadilla, que ha hablado mal de México en todos los tonos que ha querido.

Cuando llegó la hora de ese evento presidencial en que se cambió de canciller, la población mexicana ya se movía en las redes sociales oponiéndose al excesivo aumento de las gasolinas.

Apenas terminado dicho evento, cuando ya sabíamos del retorno oficial de Luis Videgaray como secretario de relaciones exteriores, empezaron a darse actos de vandalismo y saqueos de tiendas y centros comerciales en la Ciudad de México, Edomex y Veracruz.

A estas horas, cientos de detenidos en varias partes del país. Y la Marina apoyando a la policía. En las carreteras, manifestaciones en contra del aumento a las gasolinas.

Volviendo a la actitud mostrada por el Presidente en este enero y con estos lamentables problemas, a los mexicanos nos queda una sensación de desesperanza, de impotencia y de inseguridad.

La gente escucha las expresiones de los gobernantes; voltea a ver las caras azoradas de los transeúntes; observa el rostro lleno de preocupación de los conductores de los noticieros; revisa el dinero que conserva en sus carteras y camina nerviosa por la calle.

Cuando tiene un momento para reflexionar, se pregunta: ¿En qué país estamos?

Publicidad