En estos momentos el senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara debe estar saboreando las actuales circunstancias políticas del estado de Veracruz, desde la perspectiva de la búsqueda y construcción de un candidato ganador de la contienda electoral para la gubernatura en el año 2030, a menos de cinco años de que ocurran las elecciones correspondientes para ese alto objetivo.
La principal circunstancia en favor del senador, es que su nombre y trayectoria se conocen ampliamente en la lucha inquilinaria de Veracruz, en la de los colonos y solicitantes de terrenos para pobres, en el esfuerzo comunal de construcción de vivienda popular en varias regiones del territorio estatal y del país (por lo que obtuvo un premio internacional respaldado por la ONU junto a Guillermo Rodríguez, Cristina Almazán y otros distinguidos activistas sociales xalapeños). Y además ha sido un destacado activo en el PRD, el PT y Morena, donde fue diputado en varias ocasiones.
La segunda circunstancia, ésta desde el punto de vista estratégico, es su relación estrecha o cercana con Andrés Manuel López Obrador, el líder y creador del partido Morena, una persona a quien sí atiende y escucha Claudia Sheinbaum, la presidenta de México.
La siguiente circunstancia es que desde el lado de la oposición, en plenitud de descanso o en simple estado de hibernación, no hay actor o personaje político que crezca o que quiera asomar la cabeza, y los que pudieran hacerlo e invertir sus recursos, parece que ahora esperan que sea Donald Trump quien venga a agitar las aguas nacionales en contra del obradorismo en general y algo así le reste fuerza y credibilidad.
La cuarta circunstancia, muy favorable para el pragmático sociólogo egresado de la UV, es que dentro del equipo de la gobernadora Rocío Nahle, sus colaboradores continúan en etapa de aprendizaje o de cómoda beca mensual por engalanar los despachos que no resuelven nada, dado que el principal programa y objetivo del gabinete es el de la pasarela, el postureo y la sonrisa franca y alegre en redes sociales para cumplir con la jefa y poner de moda a Veracruz. Tónica palaciega que se lleva a cabo mediante una enorme cauda de festivales e insulso medalleo a los pueblos originarios de la entidad, quienes por fortuna saben darse cuenta de lo que realmente sucede en su entorno.
Esa corta visión del desarrollo de Veracruz, traerá como resultado que ninguno de esos colaboradores de Nahle (secretarios, subsecretarios o directores) tendrá oportunidad de crecer en su imagen pública para fines políticos, más allá de poder disputar alguna de las diputaciones locales o federales que siguen.
La quinta circunstancia es la persistente lucha interna en el partido Morena y su dirigencia de primaria, donde de manera sistemática confían en la burocracia obligada a votar, o en el manejo de los padrones de programas sociales o en el manejo centralizado del INE, controlado con argucias y presupuesto abierto desde palacio nacional. En Veracruz se trata de aventureros liderazgos de bajura en el horizonte.
La sexta circunstancia a favor de Manuel Huerta es el cuidado y seguimiento de su cartera en el Senado. Su lucha por el maíz nativo (no transgénico) para asegurarlo a nivel constitucional, a través de la Comisión de Agricultura que preside, probablemente sea resultado y evocación de la tradición agropecuaria de Naolinco, un Pueblo Mágico donde cuentan que su padre fue alcalde en las añoradas épocas productivas, cuando Naolinco y Acatlán conformaban la región agrícola del mejor maíz de la república mexicana.
Una circunstancia más en su beneficio, es que las recientes administraciones de gobierno de Veracruz y sus infelices finales, han sepultado las posibilidades políticas de los políticos participantes en ellas. ¿O es que serían garantía Duarte, Yunes y Cuitláhauc para sumar votos?
Y algo que no deben saber los críticos, sensores y censores de este prospecto a la gubernatura, es que el ahora senador suele rebasar por donde le dejen. Y hasta este tramo de su carrera, ha podido cumplir con casi cada una de sus metas proyectadas.










